El retrato perturbador de una mujer cínica, a la que nada perece poder quebrantar, que sufre una violación en su propia casa

Paul Verhoeven regresa al Festival de Cannes 24 años después de «Instinto básico». El director de «Desafío total» y «Starship Troopers» ha abandonado Estados Unidos para realizar en Francia «Elle», que cierra la competición de Cannes 2016. Se trata de una adaptación de «Oh…» del novelista francés Philippe Djian, con Isabelle Huppert como protagonista.

El gato de Michèle (Isabelle Huppert) está encerrado dentro de casa. Ella le abre la ventana para que pueda salir y un hombre vestido con un mono negro y pasamontañas entra y la viola. Un transtorno radical en la vida de esta empresaria fuerte y temperamental, que se debate a partir de ese momento entre las ansias de venganza y el temor continuo.

Originalmente, Paul Verhoeven imaginó una película estadounidense, encabezada por una Nicole Kidman o una Sharon Stone y rodada en Boston o Chicago. Pero en Estados Unidos es un tema que no seduce a los productores ni a las actrices, que suelen recular ante un proyecto tan amoral. Finalmente ha rodado en Francia, país donde se desarrolla la intriga de la novela original, «Oh…», y ha roto la linealidad del relato para acentuar la tensión dramática. Finalmente, la elegida para el papel protagonista fue Isabelle Huppert, a quien ya había presentado el proyecto meses atrás.

Isabelle Huppert interpreta en «Elle» a una mujer que, a pesar de la violencia que sufre, rechaza sentirse víctima. El director, que domina a la perfección el arte de la ambigüedad, ha evitado caer en el melodrama esperado con el retrato perturbador de esta mujer cínica, a la que nada perece poder quebrantar.

«Ella no se comporta nunca como una víctima, a pesar de que tiene motivos más que suficientes para hacerlo. El sentimiento de culpabilidad, la obligación de soportar todo lo que le pase… Resulta difícil desembarazar de todas esas cosas a los personajes femeninos. Siempre existe esa tentación en el cine, dirigirse hacia la emoción (¡falsa, a fin de cuentas!), hacia un sentimentalismo un poco edulcorado», ha desvelado Isabelle Huppert