El Piccolo Teatro de Milán y las compañías de Ipocriti y Sframel en la escena de la capital

Una muestra representativa del teatro italiano llega a Madrid de la mano del XXVI Festival de Otoño. El Piccolo Teatro de Milán y las compañías de Scimone Sframeli y Gli Ipocriti participan con cuatro espectáculos que proponen diferentes propuestas que van desde el clásico maestro Carlo Goldoni a obras y montajes absolutamente contemporáneos.

Presente desde hace muchas temporadas en el Festival, que dirige Ariel Goldenberg, el teatro italiano ha desembarcado este martes en la sala Cuarta Pared de la capital con «Nunzio», de la compañía Scimone Sframeli, que ya el año pasado ofreció en este mismo marco «La festa».
Con dirección de Carlo Cecchi y protagonizado por Spiro Scimone y Francesco Sframeli, esta propuesta escénica aborda el tema de la «soledad» y de la necesidad de «saber escuchar», según ha indicado Scimone. Los dos protagonistas (Nunzio, un obrero con problemas de salud y Pino, un killer) «tienen una relación de amistad en la que se respira un trasfondo de muerte», explica. De este montaje surgió un guión que se llevo al cine y que les valió el León de Oro a la Mejor Ópera Prima en el Festival de Venecia en 2002.
El autor y actor ha recordado que una de las señas de identidad de la compañía, fundada en 1994, es la creación de los textos que además de representar mantienen en su repertorio. Hasta ahora la compañía ha realizado seis espectáculos que incluso otros países también han traducido y llevado a escena.
Asimismo, esta compañía ofrecerá otro montaje, «Bar», el 14 de noviembre en el municipio de La Cabrera, que muestra los cuatro días cruciales de la vida de dos jóvenes que han elegido la trastienda de un bar para esconderse del resto del mundo.
El Napoli Teatro Festival y la compañía Gli Ipocriti traen el 13 y el 14 de noviembre a las Naves del Español, en Matadero Madrid, el espectáculo «Propio come se nulla fosse avvenuto» («Precisamente como si nada hubiera ocurrido»), un montaje con dramaturgia y dirección de Roberto Andò que aborda como tema central la dispersión del exilio y las sensaciones derivadas de no pertenecer a ningún lugar.
Andò se inspiró en el viaje a Nápoles que hizo la escritora Anna María Ortese quien en su diario describió lo que ella veía desde su ventana, «una ciudad muerta en la que sus habitantes están vivos pero muertos a la vez», explicó. «Nápoles salió en la prensa como la única ciudad italiana cubierta de basura. Era mentira. Esa basura cubre democráticamente toda Italia», criticó Andò.
Asimismo, el director de escena ha comparado este espectáculo con una «naturaleza muerta en la que se imagina un acto de rebelión en la Italia de hoy». El montaje supone para la compañía todo un «desafío» pues requiere un extenso elenco que supera el centenar de personas. «Todas ellas fundamentales», según sus palabras.
El broche de oro a la presencia italiana en el Festival de Otoño llegará del 25 al 29 de noviembre en los Teatros del Canal con el Piccolo Teatro de Milán, creado en 1947 por Giorgio Strehler, y su «Trilogía della villeggiatura» de Carlo Goldoni, un fresco de la sociedad del Settecento que bucea en la triste educación sentimental de cuatro jóvenes a punto de empezar el verano.
En representación de la compañía, Giovanni Soresi ha dicho que a pesar de la difícil situación económica actual, este montaje no aborda este asunto sino que habla del amor y de los problemas que éste trae a ese grupo de jóvenes que viven por encima de sus posibilidades. En esta obra debuta la joven actriz Anna della Rosa.
La obra está dirigida y protagonizada además por uno de los artistas más sobresalientes de la escena y el cine italiano, Toni Servillo (recordado por su reciente interpretación en los filmes «Il Divo» y «Gomorra»), cuya trayectoria premiará el II Festival de Cine Italiano de Madrid el 23 de noviembre.
A diferencia del teatro español, el italiano no pasa por su mejor momento, según ha señalado Giuseppe Ferrazza, presidente del Ente Teatrale Itlaiano (ETI). «Tenemos mucho dinero para el teatro pero se gasta mal», afirma. «Somos de los pocos países donde las obras viajan mucho y el presupuesto se va en hoteles, comidas, montajes y desmontajes de las producciones… Lo que hace falta es, por lo tanto, una reforma del sistema», concluye.