Nuria Fergó (Nerja, Málaga, 1979) se convierte en Sara Montiel. El 16 de febrero se estrena en el Teatro del Soho de Málaga el musical “Mi última noche con Sara”, en el que Nuria Fergó, que en 2001 se dio a conocer en el programa televisivo «Operación Triunfo», ahora en su debut teatral, interpretará diez de las canciones más conocidas de la inolvidable artista manchega y encarnará a Sara. “Ahondaremos en la mujer que hay detrás del mito, en la auténtica, en la que sostuvo al personaje”, afirman fuentes de la compañía.
El espectáculo, que hará gira por España, se concibe como un homenaje a Sara Montiel. El texto es de David Planell y la dirección artística de Eva Manjón. La dirección musical corre a cargo de Juanjo Molina. “Más allá de la Sara Montiel de los últimos años, consideramos que la historia le debe un sitio a nuestra primera artista reconocida internacionalmente. De belleza luminosa, inteligente y rápida, nacida en un pequeño pueblo manchego pero universal a ojos de quienes supieron reconocer su talento, Sara Montiel –María Antonia Abad para los amigos- fue pionera y una adelantada a su época. Un referente que no se debe olvidar”, indican las mismas fuentes.
Sara Montiel, sí, tenía en su juventud una cara adolescente de ojazos negros, que dicen que enamoró a Gary Cooper con un beso de película en Hollywood, cuando el actor se encontró solo ante el peligro porque había descubierto que la española cuando besa es que besa de verdad aunque simplemente se tratara de un beso de celuloide. El Festival de Cine Iberoamericano de Huelva la homenajeó hace años. Y cuando se esperaba que en Huelva irrumpiera una diva, llegó una mujer de La Mancha.
-”Señores, yo no sé hablar, sólo sé cantar”, se disculpó al comenzar una multitudinaria conferencia de prensa. Y en aquella comparecencia habló mucho de Gary Cooper, que prolongó innecesariamente un beso en un rodaje, y se refirió menos a Anthony Mann, su compañero en las madrugadas sin horas del Hollywood de una Marilyn remorena que fumaba a ritmo de cuplé.
Sara Montiel, como se recuerda en “Mi última noche con Sara”, rodó más de 40 películas y grabó unos 50 discos. Se convirtió en un mito. Compartió pantalla con los grandes de la época: James Stewart, Burt Lancaster y, ya está dicho, Gary Cooper. “Mi última noche con Sara” surge “desde la más profunda admiración hacia la estrella que logró lo inalcanzable. A la artista de raza, a la valiente, en un espectáculo elegante y moderno a la altura de la diva en sus mejores momentos”, afirman fuentes de la compañía.
Hollywood, según insinuó la artista en aquella remota rueda de prensa, no debió de ser lo suyo. Y Sara regresó a España para convertirse en la musa de aquello que se llamó «el otro veintisiete», la otra generación del veintisiete, el veintisiete del humor: Miguel Mihura, Tono y la revista La Codorniz. A principios de los 90, Sara Montiel publicó un polémico libro de memorias en el que confesaba: ”A mí me desvirgó Miguel Mihura”. Sara Montiel se movió siempre en sus años de gloria entre actores y escritores, de visonazo blanco y apócrifo, de fiestón en fiestón, con el éxito que le proporcionó más que su voz, su estilo. Dicen que lo que vendió fue un estilo, como Sinatra. Que revistió de mujer con misterio, de vocalizar cada sílaba, de imagen de mujer fatal, de dolorosa con ganas de juerga, de cuplé que siempre podía ser el último. “Fumar es un placer, genial, sensual…”. Sara Montiel, decíamos.