EL FILME, «JE T’AIME, MOI NON PLUS», DIRIGIDO POR JOANN SFAR, ESTÁ DEDICADO A SU MEMORIA
La joven Lucy Gordon había logrado el papel de la musa de Serge Gainsbourg de entre 500 aspirantes. Pero, el 19 de mayo del pasado año, pocas semanas del final del rodaje de «Je t’aime, moi non plus», Lucy, de 28 años, escribió una carta de despedida a sus padres y se ahorcó en el apartamento en el que vivía con su novio en París. La actriz de Oxford parece que estaba muy afectada por la muerte de un amigo y no pudo superar el dolor. La película ha sido dedicada a su memoria.
La directora del film, Joann Sfar, ha declarado a la prensa inglesa: «la princesa del cuento de hadas, ya no está. Me siento inútil y débil, me invento ficciones que son más agradables que el mundo real. No paro de pensar en Lucy y no estoy sola en mi dolor. La película está dedicada a ella». Sfar fue responsable de su elección, ya que Gordon había sido desestimada por el jefe de casting. Le escribió una carta desesperada a Sfar, se conocieron y se ganó el rol de la delgadísima inglesa de largos cabellos. Sfar recuerda: «incluso Keira Knightley no era la adecuada. Lucy «era» Jane: con su porte, inteligencia y alegría».
Tras los pases previos para la crítica francesa especializada, el trabajo de Gordon ha sido motivo de muchas alabanzas. Hasta este film, había estado brevemente en «Spiderman 3» y en «Las muñecas rusas», de Cédric Klepisch. Cuando supo que había sido elegida, reunió el suficiente valor para ir a visitar a Birkin. La actriz y cantante ha recordado en Le Nouvel Observateur el encuentro: «Había tal frescura y honestidad en su cara que no pude por menos que sentirme halagada por ser retratada por ella. Tenía una humildad auténtica y estaba en estado de gracia. Todavía no puedo creer que haya muerto».
Dado el estatus de leyenda de S.G., el film no ha necesitado casi promoción, aunque Laetitia Casta, que interpreta a Brigitte Bardot, ha aprovechado la promoción para volver a los focos tras su tercera maternidad. En el rol del agitador, poeta, músico, provocador y bohemio, el actor Eric Elmosnino. Cuando murió en 1.991, pasó a formar parte del Olimpo de las deidades francesas. Nacido en una familia judía Lucien Ginsburg, el presidente François Mitterrand le exaltó de esta manera: «Serge ha sido nuestro Apollinaire, nuestro Baudelaire. Fue uno de los poetas, artistas y poetas más grandes del siglo XX».
Pero está Serge, la leyenda, pero también, el hombre. El film muestra su primer matrimonio con Elisabeth Levitzky, que en el film es mostrda en la cama con Salvador Dalí. Y la segunda mujer, Françoise-Antoinette «Béatrice» Pancrazzi, que le dió dos hijos. Y luego, la Bardot, con la que mantuvo un agitado romance y para la que escribió «J t’aime…», pero el disco jamás salió a la venta. Bardot, de 75, ha recordado en una entrevista: «No duró mucho lo nuestro, pero durante los tres meses en que estuvimos juntos, aunque estuviéramos rodeados de 25.000 personas, Serge te hacía sentir que éramos los dos únicos habitantes del mundo». Gainsbourg, en la cúspide de su fama, estuvo con Juliette Greco antes de conocer a la sensual londinense que se convirió en su diosa, Jane, madre de Charlotte.
Sfar ha recordado la sonrisa de Lucy Gordon durante todo el rodaje, como entró en la piel de la mujer y musa que le dió a Serge a su hija, la cantante y actriz Charlotte Gainsbourg. «Recuerdo una fría noche en que estuvimos rodando hasta las 5 de la madrugada. Hacía frío y llovía. Lucy decía que no hacía frío, que no se mojaba. Y no dejaba de sonreir».