La actriz habla para la prensa británica

La reciente promoción internacional de «Los abrazos rotos», y siempre del brazo de Pedro Almodóvar, ha permitido comprobar que Penélope Cruz ha: redondeado su escultural e impecable figura (sobre todo en el estreno berlinés) y que fuera de nuestras fronteras habla más de lo que su natural reserva le permite dentro de nuestro solar patrio. Sin ir más lejos, en una extensa entrevista concedida al británico «The Daily Telegraph», concretamente a Benjamin Secher, la bella de Alcobendas revela más que en un centenar de entrevistas nacionales recientes.

Así, Becher también cosecha la definición que su Pigmalión concede de la actriz: «Penélope pertenece a esa escuela de actrices mediterráneas con un estilo caracterizado por la carnalidad, el valor, la carencia de vergüenza, el pelo enredado, un pecho generoso y los gritos como forma habitual de comunicación». Becher se citó con Cruz en un hotel de lujo de Barcelona y se sorprendió por la carencia de «entourage» de la primera actriz española en cosechar un Oscar, su inglés fuertemente acentuado y la complejidad de su personalidad y desconfianza hacia la prensa. Por eso, le concede la actriz: «mi pasión es la fotografía, que no necesita palabras». Cruz confiesa su eterna inseguridad en un plató, el juego con fuego que es interpretar, sus «secretos de cocinilla» como actriz que retrata como nadie la pasión carnal, sus trabajos favoritos -«Vicky Cristina Barcelona» y «Los abrazos rotos»- con intimidades utilizadas que ni siquiera ha revelado a su familia, y los celos irreprimibles que siente por defender su intimidad…sobre todo cuando se enamora. «¿Por qué es tan reservada eligiendo la profesión más expuesta del mundo?», le pregunta Becher. Cruz confiesa que tras bailar en el colegio para los padres del alumnado a los cuatro años, se sintió «enganchada» para siempre. Y ya ha cumplido los 35 años. «En seguida reconocí la pasión por expresarme a través de la danza», dice y recuerda que de niña y junto a su madre (Encarna, empleada de una tienda), padre (Eduardo), hermana (Mónica, actriz, diseñadora de moda y clon) y hermano (Eduardo, músico) veían películas en la televisión a falta de un cine de barrio. A los 11 años decidió intentar ser actriz. Almodóvar escribió para ella -con sólo 15 años- el breve rol de una parturienta (Isabel Plaza Caballero) en un autobús para «Carne trémula», protagonizada por Javier Bardem (David, aquejado de parálisis). Parió de nuevo en «Todo sobre mi madre», le dió a Almodóvar el Oscar y lo demás es Historia. tras un «romance» (¿?) con Tom Cruise (2001-2004) se convirtió en objetivo de los papparazzi de Hollywood. Tras pésimas películas norteamericanas y sucesivos romances -Damon, Cage, McConaughey- se hizo este año con el Oscar, un año después de que Bardem lo lograra por «No es país para viejos». Dice a Becher: «Es una coincidencia increíble. Comenzamos juntos nuestras carreras en «Jamón Jamón». Lo ocurrido es demasiado bueno para ser verdad». Cruz ha desaparecido del mapa y reaparecerá -probablemente- para la promoción de «Nine», el musical que rodó con Rob Marshall y que se estrenará en noviembre. La película le ha permitido volver a bailar: «Comí todos los días con Sofía Loren y le bombardeaba a preguntas sobre Marcello y Fellini. Ella insistía en que yo comía demasiado poco». Trabajar junto a Loren y dame Judi Dench le llevó a reflexionar sobre su carrera: «cumplir años no me hace querer trabajar más, sino elegir mejor. Quiero tener una carrera larga, huir de la locura de Hollywood y poder imprimir una cierta artesanía a cada trabajo. De momento, rodaré sólo una película al año y robaré tiempo para mí misma». Penélope Cruz finaliza diciendo a Becher que sólo rompería esta intención para trabajar de nuevo con Almodóvar. «Amo trabajar con él, me hace arriesgarme hasta el límite. Cree en mí más que yo misma. Nos fortalecemos el uno al otro».