un documental sociopolítico que se ha rodado en Corea del Norte

Tras «Hijos de las nubes, la última colonia» (2012), debut en la dirección del productor Álvaro Longoria, que pasó por múltiples festivales internacionales, y por el que se llevó el Premio Goya a Mejor Documental en 2013, el cineasta se sintió atraído por Corea del Norte, un hermético país al otro lado del globo. Ahora rueda «El sueño coreano», un documental sociopolítico.

Con la ayuda de Alejandro Cao de Benós, español, de 38 años, y el único extranjero que trabaja para gobierno de Corea del Norte, el equipo ha tenido acceso a ciudadanos en pueblos y ciudades, a políticos, a entidades de todo tipo y a los grandes desfiles del aniversario del nacimiento de Kim-Il-Sung. «El sueño coreano» busca hacer un retrato de la sociedad norcoreana actual, incluyendo la opinión de responsables de ONGs sobre el terreno y diplomáticos internacionales.

Que el productor y director vuelva a interesarse por un tema delicado de la política internacional no es nada nuevo. Como productor de Morena Films, además de una larga lista de películas, Longoria ha producido la trilogía de documentales de Oliver Stone: «Looking for Fidel», «Comandante» y «Persona Non Grata»; o el doble documental «Últimos Testigos» (biografías de Santiago Carrillo y Manuel Fraga).
Corea del Norte, el último país comunista. Desconocido, hermético, fascinante. Corea, conocido antiguamente como «el reino del ermitaño» por sus intentos de permanecer aislado, es quizá la mayor fuente de inestabilidad para la paz mundial, la frontera más militarizada del mundo, donde el flujo de información impartical, tanto hacia dentro como hacia fuera, es casi inexistente. Un escenario perfecto para una guerra de propaganda.
La película es una coproducción entre España, Francia y Alemania (Morena Films, Mare Nostrum y Das Film Kollective) que se ha rodado en Corea del Norte durante dos semanas, cuya producción se inició el pasado abril y se prolongará hasta el próximo septiembre.
«Cuando, tras un año de negociaciones, conseguimos la excepcional oportunidad de entrar con nuestro equipo de rodaje en Corea del Norte, entrevistando a ciudadanos y visitando los lugares más emblemáticos del país, no nos imaginábamos hasta que punto estábamos entrando a formar parte de una guerra abierta. Una guerra de propaganda que se libra día a día en la que las armas con los medios de comunicación», dice Álvaro Longoria.