El prestigioso director de cine iraní Jafar Panahi ha sido liberado por el gobierno de los ayatolás tras el comienzo de una huelga de hambre para denunciar su encarcelamiento desde el pasado julio, cuando fue detenido tras denunciar el arresto de otros dos cineastas en el país persa: “Rechazo comer o beber cualquier alimento y medicinas hasta que sea liberado. Permaneceré en este estado hasta que quizás mi cuerpo sin vida sea liberado de prisión”, había dicho Panahi en una carta publicada en redes sociales.

El autor de películas como «El globo blanco» (1995), «El espejo» (1997), «El círculo» (2000), «Offside» (2006), «Taxi Teherán» (2015), «Tres caras» (2018) calificó el tratamiento de la justicia iraní y de las fuerzas de seguridad de “ilegal e inhumano” y su arresto lo había definido como “secuestro”.

Panahi había dicho afirmó que, mientras se arresta, condena y ejecuta a “la inocente juventud” del país en menos de 30 días, en referencia a los ahorcamientos por las protestas que han sacudido el país en los últimos meses, su caso tardó más de 100 días en ser transferido de un tribunal a otro.

“Hoy, como mucha gente que está atrapada en Irán, no tengo más remedió que protestar por el inhumano comportamiento con mi posesión más preciada, es decir, mi vida”, afirmó. Panahi había sido arrestado en julio del año pasado por protestar por la detención de los cineastas Mohamad Rasoulof y Mostafa Ale Ahmad, que habían sido encarcelados por criticar la represión de unas protestas desatadas por el derrumbe de un edificio en el sur del país que dejó decenas de muertos en 2022. Su arresto reactivó una condena de 2010 a prisión de seis años por atentar contra la seguridad nacional, pena que había sido suspendida en su momento.

Entre los numerosos y prestigiosos premios de una extraordinaria carrera internacional, Panahi ganó en 2015 el Oso de Oro de Berlín con «Taxi Teherán», y el mejor guion en Cannes por su película «Tres caras» en 2018.

Su última película es «No Bears», un aplaudido alegato contra la falta de libertades en Irán y la disección de un país excesivamente aferrado a las tradiciones, que se alzó en Venecia con el Premio del Jurado, se presentó en la pasada Seminci y tiene pendiente su estreno en España.

Esa falta de libertades del país persa no podría estar más de actualidad, con las protestas en Irán desde la muerte el 16 de septiembre de Masha Amini, tras ser detenida tres días antes por la Policía de la moral por llevar mal puesto el velo islámico.

Las autoridades iraníes han respondido con una fuerte represión policial que ha causado casi 500 muertos y cerca de 20.000 detenidos en las manifestaciones, por las que cuatro manifestantes han sido de ejecutados, uno de ellos en público.

Las protestas han perdido fuerza de forma notable tras las ejecuciones de los cuatro manifestantes y en las últimas semanas apenas hay movilizaciones en las calles de Irán.