EL MONTAJE LO DIRIGE FRANCISCO NEGRO Y ESTÁ INTERPRETADO POR Francisco Negro, Mayte Bona, Antonio Vico, Lara Dibildos

Este próximo 26 de agosto llega al Teatro Muñoz Seca de Madrid «El médico a palos», la famosa comedia-farsa de Molière en tres actos en prosa, con dramaturgia y dirección de Francisco Negro e interpretación de Francisco Negro, Mayte Bona, Antonio Vico, Lara Dibildos, Felipe Santiago y Oliver Romero, con la colaboración especial de Pepe Ruiz.

Esta versión de «El médico a palos» se estrenó en Segovia en el Teatro Juan Bravo, el pasado día 15 de mayo. Se trata de una producción de Enrique & Alain Cornejo / Mofeo Teatro Clásico, con escenografía de Ana Garay y vestuario de Mayte Bona.
La obra muestra a un rústico y holgazán leñador, con aires de grandeza, que se queja del duro trabajo de cortar leña en el monte. Pronto llegará su mujer, estoica y resuelta, a demandarle que trabaje más duro para sacar a sus cuatro hijos adelante. Ante la pesada inquisitiva, éste la propina una reprimenda con una caña que tiene a mano. Arrepentido del castigo pronto hacen las paces, mas ya busca su mujer cómo vengarse de tan desobligado marido; y encontrado a un criado y un alguacil, que buscan a un médico para su señor, les aconseja que prueben fortuna con el mejor doctor que hay en la comarca, en apariencia un simple leñador, pero de los más eruditos y milagrosos. Sólo hay un problema, que es tan modesto, tan recatado, que a menos que le den de palos no confesará su docta sapiencia…
Tras una soberbia paliza, el leñador confiesa ser de los mejores doctores que ha habido, y más tras saber que hay buen pago. Así es conducido a la casa de un burgués que tiene la mayor de las adversidades, un hija primorosa, que quedó misteriosamente muda de la noche a la mañana sin explicación alguna.
¿Es desgracia médica? ¿Es desdicha cierta? ¿Es engaño o es farsa? Muchos serán los enredos y artimañas del médico a palos para desentrañar la desventura, no sin que antes le caiga que algún que otro escarmiento. Molière, que estaba enfermo al escribir esta obra, hace patente en ella su desprecio por la medicina.