El retrato de una pareja acomodada que descubre que el niño que han criado no es su hijo, ya que su hijo biológico fue intercambiado en la maternidad al nacer

El director japonés Hirokazu Kore-Eda ha obtenido este sábado el primer gran aplauso de la 66 edición del Festival de Cannes con «Like Father, Like Son», una reflexión en torno a la paternidad que nusca una respuesta a lo que signifuca ser padre a través de una familia japonesa ordinaria. El cineasta presenta el retrato de una pareja acomodada que descubre que el niño que han criado no es su hijo, ya que su hijo biológico fue intercambiado en la maternidad al nacer y ha sido criado en un medio social modesto.

«Like Father, Like Son», está protagonizada por el cantante y actor Masaharu Fukuyama como el adicto al trabajo Ryota quien, junto con su dócil esposa Midori, interpretada por Machiko Ono, preparan a su hijo Keita de seis años para el éxito. Su aparentemente vida familiar de ensueño se rompe un día después de que el hospital en el que nació Keita les informe de que cometieron un error y Keita no es su hijo biológico. «¿Por qué no lo vi? ¡Soy una madre!», lamenta Midori después de la revelación, que obliga a la pareja a tomar una angustiada decisión: mantener a Keita como propio o hacer un intercambio. La película incluye momentos de humor y humanidad cuando Ryota y Midori se reúnen con la pareja, interpretada por Yoko Maki y Lily Franky, quienes han criado a su hijo biológico. Esta otra otra pareja, dependientes de una tienda que pertenecen a otra clase social, se horrorizan ante las susceptibilidades de Ryota, que los ve como unos simplones fracasados incapaces de criar a su hijo. Pero la primera impresión se ve eclipsada por el reconocimiento de su amabilidad y del obvio amor por sus hijos. «Quería crear una agitación total en la moral del personaje principal, quería crear un verdadero impacto en su mente», ha dicho Kore-eda tras la protección.
Desde su primera película, «Maborosi» (1995), las relaciones familiares son el telón de fondo de la obra de Kore-eda, heredero de Hiroshi Shimizu. En 2004, se concentra en los vínculos fraternales con «Nobody Knows», la historia real de cuatro niños abandonados por su madre durante cuatro meses en su apartamento de Sugamo. Este largometraje fue recompensado con el premio a la interpretación masculina para su joven actor de 14 años, Yagira Yuuya. Como un eco de este drama, en 2012 realiza la película «Kiseki» («Milagro»), opuesto perfecto de su película anterior, en la que dos hermanos separados por el divorcio de sus padres emprenden un viaje clandestino para estar juntos.
El joven realizador japonés se inspira en su reciente paternidad para tratar el tema de la transmisión. «Hace cinco años, cuando nació mi hija, me hice muchas preguntas: ¿a partir de qué momento un padre se convierte realmente en padre? ¿Es el hecho de tener la misma sangre lo que hace que un hombre se convierta en padre o es el tiempo que comparten padre e hijo?», ha dicho en el Festival. «Mi punto de partida era un personaje muy orgulloso, y mi intención era crear un contraste. Quería provocar un trastorno en su sistema de valores, y es por esto que la otra familia tiene una identidad tan fuerte», ha desvelado el cineasta para el que la unidad familiar es una constante en sus películas. La película tiene grandes posibilidades de lograr algún premio.