Marc Recha convierte a su hijo Roc en protagonista de «Un día perfecto para volar»

La 63 edición del Festival de San Sebastián no pasará a la historia. Las dos últimas películas en competición, la española «Un día perfecto para volar”, del otra veces interesante director catalán Marc Recha, y la canadiense «Los demonios”, de Philippe Lesage, son dos historias irrelevantes, ambas con niños dentro, que el Festival bien había podido olvidar proyectarlas. Este viernes ha sido también en que la actriz Emily Watson ha recibido en Premio Donostia. A un festival gris le corresponde un premio Donostia sin glamour, lo que no quita para que Emily Watson sea una excelente actriz, aunque podría ser esa vecina que te encuentras en el ascensor y a la que no le haces mucho caso.

«Un día perfecto para volar” es la película de la que más espectadores han ido desertando conforme avanzaba la proyección. Es una película de tres personajes y un campo bastante feo: En un paraje solitario un niño intenta hacer volar la cometa que su padre le ha construido. Un adulto que le acompaña, habla con él de la vida, de la cometa y de ogros y princesas. Así durante 60 minutos. Después aparece un tercer personaje, el verdadero padre del niño (no el adulto que le acompañaba antes como todos pensaban y que desaparece misteriosamente). La conversación del niño y su padre es igual de irrelevante.

Sergi López (que hace lo que puede para defender el personaje) es el adulto. El niño es Roc Recha, el hijo del director, y su padre está interpretado por el propio Marc Recha. La película parece un cortometraje que su director ha alargado todo lo que ha podido que se puede entender como un regalo de Marc Recha a su hijo. Se puede decir que es la película que menos ha gustado, aunque también hay que señalar que algunos críticos, como los de Televisión Española, la defienden a muerte. Pero a los espectadores que han pagado 9 euros por verla, les puede parecer una tomadura de pelo.

La otra película del viernes, «Los demonios”, ha dejado muy indiferente a los espectadores. Dirigida por Philippe Lesage y protagonizada por EdouardTremblay-Grenier, Pier-Luc Funk y Lauren Lucas, es una producción del Canadá francófono con la acción situada en una zona residencial de las afueras de Montreal. La película sigue el quehacer diario de un grupo de chicos, algunos con familias conflictivas, sus encuentros con los profesores, sus juegos en el campo y en la piscina… La trama se centra en uno de ellos de 10 años, llamado Félix, imaginativo y sensible, que le tiene miedo a todo. Pronto sus demonios imaginarios infantiles se confunden con los de una perturbadora realidad, cuando en la última mitad de la película se descubre que el socorrista de la piscina es un pederasta.

Lo único interesante del filme es el mostrar esa cotidianeidad de un grupo de chicos y chicas preadolescentes, sus juegos, sus relaciones, las discriminaciones que los profesores hacen entre los alumnos, el moving… Esto se alarga hasta el infinito, lo que acaba aburriendo. Y en un absurdo giro narrativo, en un determinado momento el director abandona el retratar a los niños en grupo para seguir al enfermizo socorrista de la piscina.

Este sábado a partir de las 9 de la noche la gala de clausura en la que desvelaran y entregarán premios. Para bajar el telón, un musical dramático británico, «London Road», adaptación de la exitosa obra musical del National Theatre que, con dirección de Rufus Norris, narra los sucesos reales que conmovieron a la población del condado de Suffolk en 2006, cuando la tranquilidad de la ciudad de Ipswich se vio alterada por el descubrimiento de los cuerpos de cinco mujeres.