La 58ª edición del Festival Internacional de Cine de Gijón/Xixón será sin duda una de las más atípicas desde su creación en 1963. A causa de la actual pandemia y de las restricciones derivadas de la misma, y gracias a una planificación que comenzó ya en el mes de marzo, el Festival ha transformado las acciones presenciales en una serie de acontecimientos online que se podrán disfrutar a través del portal FICX.TV. Pero obviamente la situación actual nos obliga a modificar diversos aspectos de nuestro certamen, y entre los más afectados se encuentran nuestros reconocimientos y homenajes.

El año pasado, y coincidiendo con la desaparición de su fundador, el FICX inauguró el Premio Isaac del Rivero, dedicado a reconocer la trayectoria artística de personalidades vinculadas a nuestra región, y el actor asturiano Javier Gutiérrez se convirtió en el primer galardonado. En 2020, la entrega del II Premio Isaac del Rivero queda por el momento aplazada con la idea de llevarla a cabo, de forma presencial y en nuestra ciudad, en cuanto las circunstancias permitan su organización.

En cuanto al Premio Nacho Martínez, este galardón no tendrá continuidad tras el fallecimiento, el pasado mes de agosto, del artista Jaime Herrero, quien manufacturaba cada año la estatuilla que se entregaba a los/as ganadores/as. Él constituía sin lugar a dudas el alma y el corazón de este premio, cuyos valores humanos y artísticos el propio Jaime personificaba, y que durante dieciocho años trajo a Gijón a algunos/as de las principales figuras de nuestro cine para honrar la memoria del añorado actor mierense Nacho Martínez.

Este año, el Festival volverá a servir de marco para la entrega del Premio Mujer de Cine, galardón que otorga cada año la Asociación Mujeres de Cine en colaboración con la Oficina de Igualdad de Gijón/Xixón. La galardonada en 2020 es la gran Sol Carnicero, quien recogerá el premio en Madrid, en la sede de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, en un acto que podrá seguirse vía streaming simultáneamente a través de nuestro portal, el de Mujeres de Cine y el de la Academia.

Finalmente, el Festival desea dedicar su 58ª edición a la memoria de la excompañera Elena Figaredo, fallecida el pasado marzo víctima de la COVID-19. Os dejamos a continuación nuestro texto en homenaje.

El FICX tiene nombre de mujer: Elena Figaredo

Demasiadas mujeres han sido juzgadas por su apariencia. Otras tantas han epatado ese prejuicio machista con su capacidad, constancia y resistencia. Elena Figaredo —que de tan delgada algunos confundieron con frágil— fue una de ellas. Formó parte de una generación de españolas que, desde el mundo el cine, rompió moldes. Entre 1979 y 1993, desde una mesa, armada de una docena de cafés al día y un paquete de Ducados que nunca lograron doblegar la dulzura del deje venezolano de su voz, fue Secretaria General y piedra angular del Festival Internacional de Cine Gijón.

Pedro Alberto Marcos escribía por entonces el periódico del Festival. Más que colega, era amigo y recuerda una cierta sensación de culpa inherente a convivir con la constancia de Elena Figaredo. “Nunca llegué antes que ella, nunca me fui después que ella. Elena era la capacidad de trabajo personificada. Sin ella, el festival hacía aguas”. Si todos quienes trabajaron con ella coinciden en algo es en un gesto, real, definitorio: para que se fuera de aquella oficina en el Paseo de Begoña, había que llevársela. Levantarla en brazos de su silla.

Hoy, un festival de cine tiene Director, Responsable de Invitaciones, de Prensa, de Administración, de Producción o de Protocolo. En aquel mundo y en aquella época, analógica, de celuloide, cuando se gestionaban incluso los envíos de copias a través de aduanas, el Festival de Cine dependía en gran medida de Elena, que sentada ante su máquina de escribir tan pronto decidía qué periodistas viajarían ese año al Festival como localizaba una factura perdida.

Y Marcos señala que si algo caracterizaba la figura de Elena, en ese rol de columna vertebral del Festival, es que no se imponía por el cargo sino por el ejemplo. “Sin un grito, un mal gesto, una mala cara, una salida de tono”. Lo suyo eran los hechos, recuerda. “Si había que resolver un problema, cual fuera, lo hacía con tanta solvencia ella misma que no tardó mucho en convertirse en referencia para todos”.

Incluso en los peores momentos, que en un festival son los días previos, atabaleados, embarullados, frenéticos y tendentes al caos, Elena, de rostro achinado, gestualidad suave, elegancia sobria y pelo a lo garçon, sonreía. Mucho. Y entonces tranquilizaba a los demás con un gesto. En su agenda, metódica estaba el Festival. Todo el mundo lo sabía. Los directores vienen y van, Las personas como Elena permiten que las instituciones sobrevivan.

Ángel Alonso, que fue miembro del Comité de Dirección del Festival en la edición de 1982, tiene un recuerdo similar de Elena. “Al verla, uno decía, esta mujer es poquita cosa pero, en dos miradas, te invadía desde la sonrisa, te abrumaba con los detalles y te daba una lección de liderazgo. Su implicación era insuperable. Estaba en todo. El Festival era ella. Y sin contestaciones, sin fueras de tono, sin nervios, sin voces altisonantes”, agrega Alonso.

Cuando dejó el Festival de Cine de Gijón, Elena no abandonó el mundo del audiovisual. Ya fuera en la empresa pública Ibermedia, que coordina producciones iberoamericanas, en la Casa de América, en la productora Lola Films o en la Expo de Zaragoza, durante más de dos décadas Elena siguió produciendo, organizando y administrando, la más importante, quizás, la más discreta de las labores de este sector. De su buen hacer se beneficiaron algunos de los nombres más importantes del cine español: Carlos Saura, Fernando Trueba, Pedro Almodóvar, Álex de la Iglesia, Gerardo Vera o Vicente Aranda.

De su faceta como responsable de producción, su buena amiga de tantos años, Teresa Fernández Cuesta, directora de la productora OASIS P.C, deja clara una herida: “tengo un proyecto en marcha que ahora sin Elena…” porque no titubea al afirmar que “era la mejor secretaria de producción que he conocido trabajando en cine”.

Elena falleció en marzo de 2020 en Madrid, a los 67 años, víctima del coronavirus. Y como constata el Director del Festival, Alejandro Díaz Castaño, “la 58ª edición del FICX, que sin duda está siendo uno de los mayores retos de nuestra reciente historia, estará dedicada a su memoria”.