La película española es un alegato contra la violencia televisiva

Ha sido una quinta edición que ha batido todos los récords de las cuatro anteriores. Y en la que se ha premiado el cine hispano. Por ejemplo, «De mayor quiero ser soldado», de Christian Molina, una coproducción hispno italiana hblada en inglés, que se ha hecho hoy acreedora del premio Marco Aurelio de la sección Alicia en la Ciudad», concedido por un jurado compuesto por niños y adolescentes, entre los 8 y los 13 años de edad. La película es un alegato contra la violencia televisiva.

Hablada en castellano, la producción mexicana «Las buenas hierbas», de María Novaro. El premio a la mejor actriz ha recaído en el reparto al completo: Ursula Pruneda, Ofelia Medina, Ana Ofelia Murguía y Miriam Banderas.

El film es un emocionante relato de la relación entre una madre que cuida del jardín botánico de la Universidad de México, D.F. y que cae bajo las garras cruels del Alzheimer, y su hija. La madre le pide que la cuide hasta que se pierda en la inconsciencia y que cuide de sus hierbas, que según tradiciones precolombinas, curan el alma humana. En la sala, no quedaba un ojo seco. Por supuesto, y si el gran Toni Servillo está en la competición, lo inevitable es que gane. Ïl divo»se llevó el Marco Aurelio al mejor actor por «La vita tranquila», de Claudio Cuppellini. Servillo es Rosario Russo, un italiano del Sur que se ha refugiado en Frankfurt, donde lleva un restaurante y modesto hotel. Tiene una familia joven y lleva una vida sencilla, hasta que un pasado turbulento le haga confrontar sus demonios. Como siempre, sublime.

Béligica -cuyo cine vive un momento de oro- se ganó el Marco Aurelio a la mejor película con una grotesca comedia negra, «Please Kill Me», de Olias Barco, con el excelente Benoit Poelvorde dentro. La historia de un médico, el doctor Krüger, que investiga en la manera de encontrar el secreto para que el suicidio sea un acto feliz. Retirado en un lugar secreto, se dedica a buscar el suicidio perfecto. Las carcajadas se escuchan en todo el Benelux. Holanda, a su vez, ganó el Marco Aurelio al mejor documental en la Sección Extra por «De Regenmakers»(«Los fabricantes de lluvia»), de Floris-Jan Van Luyn. En los 70 minutos de metraje, se analizan las condiciones ecológicas de China, la lucha heroica de los defensores del medio ambiente, encontrando la fuerte oposición casi imbatible de autoridades, lobbies de todo tipo y tamaño y los intereses políticos y económicos.

La excelente realizadora danesa Susanne Bier logró llevarse el Marco Aurelio a la mejor película- BNL por «Hoeven» («En un mundo mejor»), con su actor fetiche Ulrich Thomsen. Es la conmovedora historia del doctor Anton, que regresa a su pequeña y recoleta villa danesa natal tras haber trabajado durante años en Sudán, en campos de refugiados. El film muestra la emocionante historia de amistad con otro local y reflexiona sobre la fuerza del activismo por la paz y el dominio de la violencia. El Gobierno de Sudán ha acusado a Bier de haber erigido un film anti-islámico y de falsear los hechos de Darfur. Es una película necesaria e imprescindible.

Otros premios: la iraní-norteamericana «Dog Sweat»(«Sudor de perro»), de Hossein Keshhavarz, rodada clandestinamente en el Teherán de nuestro días antes de las elecciones de 2009, se hizo merecedora de la Placa del Presidente de la República Italiana a la cinta que mejor defendiera los derechos humanos y sociales. El premio a los Nuevos Valores, a «Hold Om Mig», de Kaspar Mug y a la belga «Adem»le cayó el premio Alice alla Citta para historias de menores, acerca de la convivencia entre chavales en un hospital para enfermos terminales. El premio Marco Aurelio de Honor fue para la pelirroja Julianne Moore, que llamó a Silvio Berlusconi «ïdiota»por sus comentarios homófobos. Una edición para recordar.