el actor Josh Brolin narra como John Travolta pretendió sanar con las manos a Marlon Brando

El FBI sigue indagando en las actividades más oscuras de la secta llamada Iglesia de la Cienciología a partir de la carta de 25.000 palabras escrita por el guionista y director Paul Haggis en la revista «The New Yorker», dimitido del siniestro clan y erigido en Gran Inquisidor. Y las repercusiones se suceden, tanto por las confesiones de algunos excienciólogos y sus perturbadoras historias de castigos y lavados de cerebros y la legión de abogados cienciólogos, que se disponen a dar la batalla.

El hijo de la actriz Anne Archer, una de las mandamases de la secta, e íntimo de Haggis fue testigo del ingreso en la secta del autor del guión de «Million Dollar Baby»: » fue en 1970 y Paul fue captado en plena calle por un vendedor ambulante que le convenció para adquirir el libro «Dianetics», escrito por el fundador de la «Iglesia», L. Ron Hubbard.
El propio Haggis ha escrito acerca de aquel momento: «Sentí una camaradería como nunca antes. Estuve 34 años y hasta 2009 no ví nada anómalo. Ahora no me explico cómo no ví lo turbio antes». Una de las hijas de Haggis es lesbiana y el guionista de los dos últimos Bond, mantuvo una fuerte discusión con los jerifaltes sectarios que apoyaban la Proposición 8 que prohibe el matrimonio gay en California. Para entonces, ha escrito, calcula que donó cientos de miles de dólares a la secta. Otra voz que se ha unido a Haggis en The New Yorker ha sido el actor Josh Brolin (presente en la última de los Coen «Valor de ley», que se estrena este próximo viernes). Brolin narra cómo acudió a una cena organizada por John Travolta en su mansión angelina.
Travolta es uno de los más preminentes cienciólogos (habiendo protagonizado la película de ciencia ficción «Battlefield Earth», un engendro escrito por Hubbard que tiene el honor de ser considerada una de las peores películas de la historia) y Brolin recuerda que un enfermo Marlon Brando acudió también. Travolta, viendo el sufrimiento del genio, practicó una «cura espiritual», poniendo sus manos sobre una herida abierta y pretendiendo sanarla. En la revista se acudió al representante del protagonista de «Grease» y «Pulp Fiction», que definió esta anécdota como «un invento absoluto».
Otro ex cienciólogo arrepentido llamado Mark Rathbun, declara a la revista el hecho cierto de castigos en la Gold Base, uno de los centros neurálgicos de la secta en el sureste de Los Angeles, cerca de la ciudad fantasma de Hemet. Los que no se comportaban cienciológicamente eran enviados a «The Hole» («El agujero»), un par de trailers en los que había que hacer confesiones durante las 24 horas del día. Se llegaron a hacinar hasta cien personas en un momento dado. Se cuenta en el reportaje que una agente del FBI, Tricia Whitewill, destinada en Los Angeles -donde se encuentra la sede de las «celebridades» de la Iglesia de la Cienciología-, donde están afiliadas las estrellas, voló a Florida en 2009 para entrevistar a ex cienciólogos deseosos de desvelar las torturas psicológicas de la Golden Base. Parece ser que a día de hoy, la investigación sigue abierta.