Divorcio entre público y crítica ante las películas reconvertidas a 3D tras su rodaje

Machacada por la crítica más exclusiva, ello no ha sido óbice para que el pasado fin de semana, el film de Louis Leterrier se alzara en el número 1 de la taquilla norteamericana, con un ingreso de 61.4 millones de dólares y una caja de 44 millones en 15 mercados europeos, incluído el español.

En la segunda «Furia de Titanes» no se dejó nada al azar, al reclutar al emergente Sam Worthington (un egregio desconocido hasta el año pasado) como Perseo, tras ser el marine parapléjico Jake Sully y su gemelo en «Avatar», la película en 3D de James Cameron que lleva recaudado más de dos billones de dólares (2.4 $) en todo el mundo, erigiéndose en el film más taquillero de la Historia del Cine. Un honor más que dudoso. La película de los Na’vis azules cosechó críticas para todos los gustos. La mejor, la del actor Peter O’Toole, que la masacró públicamente con el poderío de su flema e ironía inglesas.

Los ejecutivos de Warner decidieron, una vez concluído el rodaje, reconvertir «Furia de Titanes» a 3D. Se emplearon diez semanas y 4.5 millones de dólares. Pese a la chapuza final, parece que la inversión ha resultado rentable. El arte sufre, pero las arcas de los estudios se llenan, que es lo que importa. Es el Hollywood de nuestros días y muchas productoras se apresuran a reconvertir sus próximos lanzamientos a la tridimensionalidad.

Otra inesperada campeona ha sido la última joya de Tim Burton, «Alice in Wonderland», también rodada en 3D. Su taquilla, casi 800 millones de dólares, la ha convertido en el primer taquillazo en la carrera del director de Burbank, creador de absolutas joyas cinematográficas («Eduardo Manostijeras», «Ed Wood», «La novia cadáver», entre otras). Cameron, ha anunciado que proyecta reconvertir «Titanic» (rodada hace 11 años como una película anamórfica en 2D) en 3D, y es probable que triunfe en el intento, aunque le lleve años. No es lo que ha ocurrido con «Furia de titanes».

Los críticos más exigentes se la han «cargado». Es el caso de la leyenda viviente Roger Ebert, privado de voz por un cáncer cruel pero con voto a través de Internet. Ha escrito: «Una advertencia al futuro espectador: explique a sus hijos que la película fue rodada en dos dimensiones y que la razón de la reconversión a 3D es cobrarle 5 $ de más sobre el precio habitual de cada entrada. Yo decidí verla en 2D y mis ojos todavía lo agradecen». La respetada Manohla Dargis de «The New York Times» ha dejado escrito: «La calidad de las contadas secuencias en 3D dejan mucho que desear. En los segmentos nocturnos, se tiene la impresión de estar viendo la película con gafas de sol».

La importancia de la calidad parece quedar en un segundo plano. Chris Bond, presidente de Prime Focus, el estudio con sede en Mumbay, que realizó la reconversión, ha declarado: «Existen una gran variedad de técnicas. Invito a cineastas a que pongan sus filmes en nuestras manos y tras la reconversión, comprueben la mejora. Nuestra creatividad y gusto artístico son impecables y los resultados que presentamos son fantásticos». Todo por la pasta.

Ahora se acumulan las ofertas (con rebajas incluídas) para estas reconversiones. Se estima que durante el proceso, se recargan 100.000 dólares por minuto reconvertido a 3D, dependiendo de la complejidad del material y el tiempo necesitado para dicha tarea. En los casos menos complejos, la rebaja puede llevar a un coste de 50.000 dólares por cada 60 segundos. Y está también otro negocio desde que se diseña ya un procesador que permitirá ver películas rodadas en 2D en 3D en televisión. Se lanzará a lo grande este mes de abril durante la convención de la National Association of Broadcasters y el precio del cacharro se elevará a 30.000 dólares. Todo por la pasta, de nuevo.

Y mientras en Hollywood se encuentran sumergidos en el debate de si es práctico y enriquecedor el asunto de las reconversiones post-rodaje, idéntica discusión ha comenzado en el universo de las emisiones televisivas. En el Reino Unido, la cadena Sky acaba de lanzar el pasado sábado un canal para emitir exclusivamente películas en 3D. Aunque desde Sky proclamaron que no emitirán filmes reconvertidos «a posteriori», sino concebidos y rodados en tridemensionalidad. No así en los Estados Unidos, donde todo vale. Y es que, pese al Canal de La Mancha, en el Reino Unido prevalece la sensibilidad artística europea.