El cineasta británico podría organizar la ceremonia de apertura de la próxima olimpiada

El director de «Trainspotting», «Millions» y «Slumdog Millionaire», Danny Boyle (Manchester, 1956), ha sido contactado por las autoridades y comisarios encargados de la organización de los Juegos Olímpicos de Londres, que se celebrarán en 2012. Aunque el comité no tendrá que decidir a quién entregará la magna responsabilidad de la apertura hasta este próximo verano, lo cierto es que Boyle ya ha sido cortejado. El director de «La playa», el fiasco que no pudo salvar ni Leonardo DiCaprio, está en plena postproducción de «127 horas», una drama que ha coescrito con Simon Beaufoy y protagoniza James Franco.

Se rumorea en Londres que los organizadores piensan que Boyle está en posesión de todas las capacidades que le hacen la figura ideal para la titánica tarea. Hay que tener en cuenta que la retransmisión del evento cuenta ya con un público potencial de 80.000 en el estadio y de billones en todo el mundo. Las dotes audivisuales de Boyle han quedado más que contrastadas en el pasado.

El pasado año, Boyle cosechó ocho Oscars con la historia de un muchacho pobre de los peores infrabarrios de Mumbai, Jamal K. Malik, que sueña con salir de su paupérrima vida y encontrar al amor de su vida a través de un concurso de televisión, «¿Quien quiere ser millonario?» Los críticos cuando su estreno describieron casi unánimamente la película como «visualmente alucinante» y ahora se remarca una de las máximas virtudes de la cinta: su logro en amalgamar culturas y establecer puentes entre ellas.

Además, el film sirvió de carta de presentación de dos jóvenes que ya llevan con rienda firme sus carreras: la bellísima Freida Pinto, que fuera Latika en el film de Boyle (a bordo de lo último de Woody Allen, «You Will Meet A Tall Dark Stranger», como Dia, el objeto amoroso de Josh Brolin) y Dev Patel, en el poster de una megaproducción firmada por el indio-estadounidense Night M. Shyamalan, «The Last Airbender», un lanzamiento a lo grande para un londinense hundú que acaba apenas de cumplir 20 años.

Ese don de establecer puentes entre culturas opuestas es lo que se considera ahora fundamental en una sociedad de «melting pot» (aluvión) como la británica. Y además, Boyle vive a un tiro de piedra del Estadio Olímpico, en el Este de la capital británica. Parece ser que Boyle tiene todos los boletos de la rifa cuando se cante el número ganador a finales del próximo verano.

Uno de los más veteranos miembros del comité filtró este domingo a The Sunday Times, que se consideraba a Boyle el candidato ideal por su «luz visionaria y creativa». Y añadió: «queremos tener en 2012 la inauguración más imaginativa jamás vista». Otra fuente que no quiso ser identificada añadió: «no hay nada firmado todavía, pero nuestras esperanzas están depositadas al 100% en él».

El diario contactó a Boyle, que elusivamente respondió: «No puedo decir nada al respecto, pero ¿no sería algo adorable?» Desde 1990, Boyle, nacido en Lancashire y criado en Manchester, fue declarado la gran esperanza blanca del cine británico, en perpetua decadencia. Primero, fue la tremebunda «Shallow Grave» y después, «Trainspotting», el film de culto a partir de una novela de Irvine Welsh sobre un grupo de drogadictos escoceses. El film estableció la fama de Ewan McGregor y de Robert Carlyle, que aún hoy perdura.