“Ópera y Zarzuela Dreams” es un espectáculo radicalmente diferente, de una belleza visual deslumbrante, una belleza a veces poética, otras furiosa, según el asunto, que aúna ópera y zarzuela desde una fusión ejemplar de teatro y cine. Se interpretan 20 temas y cada uno se inserta en una escenografía distinta, la suya, con una coordinación de movimientos insólita entre los bailarines sobre las tablas y los de la enorme pantalla. Álvaro Sáenz de Heredia, director del espectáculo, un veterano cineasta (“El robobo de la jojoya”), lo ha dicho: “Es triste pensar que muchas personas pasarán por la vida sin haber visto u oído una ópera o una zarzuela”. La obra envuelve al espectador porque tiene el poder de la palabra y de la música propia del teatro y la capacidad de conducir a la ensoñación propia del cine. Lo reconoció, con una prolongadísima ovación, el público del estreno oficial, el 31 de agosto, en el madrileño Teatro Amaya.

Una tertulia entre músicos, siempre explicativa, sirve para dar paso a las 20 obras de la lírica. “El amor está en el centro de toda la trama de la lírica”, afirman antes de que se escuche “Un bel di”, de “Madame Butterfly”, quizás el momento de mayor majestuosidad visual del espectáculo, con ese mar en calma de olas sosegadas sobre el que se aproxima dulcemente un velero. Y añadirán luego: “La Traviata’ se sigue representando con más de 170 años”.

La función, sí, está llena de amor/desamor, y tiene un toque toreador, como en “Carmen”, cuando el escenario se cubre de una contenida sensualidad, de un sensual homenaje al arte lírico. Y el público se arranca a acompañar con el compás de las palmas a “Por la calle de Alcalá”, de “Los Nardos”, notas de enorme casticismo madriles, que aquí se recubre de un tono lírico y se le resta el perfil canalla con el que la interpretaban Esperanza Roy o la superlativa Celia Gámez. Pero todo está en “Ópera y Zarzuela Dreams” tan milimétricamente medido que no se percibe (no rechina) el descomunal salto de la interpretación de una jota, con atmósfera mañica a, inmediatamente, un tema de “La del manojo de rosas”.

La complejidad escénica del espectáculo no se sostendría, claro, sin las extraordinarias voces del elenco, voces maravillosas, encabezado por Andrés del Pino y Camila Rivero. Inmejorables. Una travesía a través de la emoción.