UNA OBRA DE DIANA I. DUQUE QUE INDAGA EN LA NATURALEZA HUMANA, EN LA AUSENCIA Y EN LA MUERTE, EN EL TEATRO MARÍA GUERRERO DE MADRID
El Teatro María Guerrero del Centro Dramático Nacional acoge «Fisuras», de Diana I. Duque, que se encuadra en el ciclo «Escritos impredecibles». Con dirección de david Ojeda, la obra indaga en la naturaleza humana, en la ausencia y en la muerte, adentrándose en la cotidianeidad de siete personajes cuyas vidas convergen y se distancian azarosamente.
David Alonso, Vicente Díez, Ángel Perabá y Xenia Sevillano protagonizan esta función de acciones impredecibles. «Fisuras» podría aludir a las heridas físicas de los personajes. Sin embargo, éstas evolucionan hasta volverse lesiones de un riesgo latente: un brazo que podría acabar amputado, unas piernas que, tal vez, no suelden bien y deban volver a romperse, que quizás no vuelvan a servir para bailar o andar. Ambas forman parte del tratamiento de lo siniestro en el texto, de cómo lo cotidiano se torna extraño y temible. Los huesos que se astillan, el hedor de la gangrena, un brazo que se cae, la muerte, se introducen poco a poco por las grietas del texto. Pues son éstas, en realidad, las fisuras a las que alude el título: los resquicios en el entramado dramático que permiten explorar cómo el contenido se ve modificado por la forma.
Estas fisuras se crean por medio de duplicaciones imposibles (dos accidentes de tráfico, dos joyeros, un parecido siniestro entre Sara y Marga, etc.) que generan desenlaces improbables (¿cuál es el joyero de Javi, el que Iván dice haber tirado a la basura o el que Sara dice haber arrojado a la fuente?), cuestionan constantemente los hechos y las acciones, y juegan con la receptividad del público. En Fisuras hay tantas realidades posibles como realidades cuentan/sugieren/muestran/ocultan los personajes.