La obra subirá a las tablas del María Guerrero de Madrid el 17 de diciembre protagonizada por Pepe Viyuela

El Centro Dramático Nacional va a estrenar «El Rinoceronte», de Eugene Inesco, una de las obras cumbres del teatro del absurdo europeo. El montaje, dirigido por Ernesto Caballero, estará protagonizado por Pepe Viyuela, y contará en el reparto con Fernando Cayo, José Luis Alcobendas y Ester Bellver, entre otros. «El Rinoceronte» subirá a las tablas del teatro María Guerrero de Madrid el próximo 17 de diciembre.

Las obras teatrales de Eugene Ionesco parecen estar escritas con greguerías frías. Ionesco lo dijo en cierta ocasión: «Lo racional es la imaginación, lo irracional es la vida”. A partir de ese concepto construyó un teatro de un humor gélido en la superficie, pero en cuyo subsuelo está todo el drama que envuelve al ser humano. Ante una obra de Ionesco hay que ser conscientes de que se dice una cosa, pero ocurre otra. O tal vez no sucede nada, todo sea, efectivamente, absurdo. En un teatrito de París se representa todas las noches desde hace años La cantante calva. Pero Ionesco ha sido ignorado en España. Casi no se le ha representado. Su obra llega aquí a través de la editorial argentina Losada, que publicó hace dos años un volumen con «El asesino sin gajes» y «Escena para 4 personajes», dos obras menores del autor. Ni el público ni la crítica de España han apreciado nunca el derroche de imaginación helada existente en los diálogos de Ionesco.

Se ha dicho que su obra está enraizada a unas referencias absolutamente ajenas a la tradición cultural española: que están excesivamente conectadas al horror de la Segunda Guerra Mundial, que no padecimos aquí. Ionesco, sin embargo, contó en los años 80 con una serie de dramaturgos españoles que defendieron fervientemente su obra e incluso la imitaron: Luis Matilla, José Ruibal, Jerónimo López Mozo o Ángel García Pintado. Eran integrantes de lo que se llamó el teatro underground español. Fueron muy poco representados. De ellos sólo permanece como autor teatral López Mozo, el más joven de aquella generación, que en 2011 estrenó una de sus obras en Sevilla. Y Luis Matilla, especializado en teatro infantil. En 1982, Juan Margallo dirigió una versión colosal de «Las sillas» en la sala El Gayo Vallecano, que estaba ubicada en el Puente de Vallecas de Madrid, cerca del estadio del Rayo. Pero «El Rinoceronte» o «La cantante calva» han estado casi inéditos en España, pese a que llevan dentro toda la angustia de los supervivientes, el absurdo de la vida: los miedos invisibles que se transforman pero acechan permanentemente al ser humano.