Leonardo Sbaraglia, Pablo Echarri, Clara Lago, Federico Luppi y Javier Godino protagonizan un thriller que se
desarrolla entre Argentina y España

«Al final del túnel» es un thriller hispano argentino que dirige Rodrigo Grande, que también firma el guión. En su reparto, actores de ambos lados del Atlántico: Leonardo Sbaraglia, Pablo Echarri, Clara Lago, Federico Luppi y Javier Godino. En la producción Tornasol Films (España, Mariela Besuievsky, Gerardo Herrero), El Árbol Contenidos (Argentina, Pablo Echarri, Martín Seefeld) y Haddock Films (Argentina, Julia Di Veroli)

La trama de la película sigue a Joaquín, un hombre de 45 años en silla de ruedas. Su casa, que conoció tiempos mejores, ahora es lúgubre y oscura. Berta (30 años), bailarina de striptease y su hija Betty (6 años) llaman un día a su puerta respondiendo a un anuncio que puso Joaquín para alquilar una habitación. Su presencia alegra la casa y anima la vida de Joaquín. Una noche trabajando en su sótano, donde repara ordenadores, Joaquín escucha un ruido casi imperceptible. Pone la oreja contra la pared y se da cuenta que un grupo de ladrones, liderado por Galereto está construyendo un túnel que pasa bajo su casa para robar un Banco cercano. Joaquín vigila a los ladrones, toma notas, y logra conocer al detalle el plan del robo. Así, se da cuenta de que Berta es en realidad la novia de Galereto, y que alquiló la habitación para controlarle, distraerle y que no escuche los ruidos del túnel que están haciendo. Joaquín comienza a ejecutar un plan contrareloj que le permitirá frustrar los propósitos de Galereto y su banda.

«Quería trabajar un género diferente a mis dos películas anteriores. Lo primero fue sentarme horas y días en un bar y pensar. Tomar notas. Descartar mucho. Mezclar ideas. Es así como nace esta película, un thriller policiaco de suspenso con una atmósfera inspirada en los relatos de Edgar Allan Poe, de casas habitadas por fantasmas del pasado y ladrones que las rodean», dice Rodrigo Grande, que espera poder estrenar el filme en Argentina el 14 de abril de 2016. «El túnel en el que se meten Joaquín y sus «enemigos”, y que da título a la película, funciona entonces como pasadizo entre sus dos opciones, la vida y la muerte. La imagen enfatizará los claroscuros; la luz y la sombra que se enfrentan en la historia, potenciarán la opresión de la casa para aumentar la tensión y el peligro. El sonido sostendrá la atmósfera de intriga, acentuando la paranoia y las amenazas que acechan al protagonista aún cuando no las ve. Quejidos de caños de agua, suelos que crujen, sonidos de puertas que chirrían y desagües», añade Rodrigo Grande.

«Mi objetivo como director es que el público, tras mantenerse en suspenso durante dos horas, tenga una experiencia positiva al terminar la película. En ningún momento me planteé hacer una historia personal, pero terminó siéndolo», concluye el cineasta.