EL TREATRO ESPAÑOL DE MADRID ESTRENA «EL ENCUENTRO DE DESCARTES CON PASCAL JOVEN», DE JEAN-CLAUDE BRISVILLE

La obra de Jean-Claude Brisville es Un duelo dialéctico que enfrenta a ambos personajes históricos y a los dos artistas en particular en el encuentro que estos intelectuales mantuvieron en el año 1647 en el Convento de Mínimos de París y del que no quedó referencia escrita. Brisville ha imaginado este encuentro para la escena basándose en la numerosa correspondencia (aunque no entre ellos) de los dos protagonistas.
Cuando se produce ese encuentro de las dos mayores figuras del pensamiento del siglo XVII, Descartes tiene 51 años y ya ha escrito su obra maestra, «El discurso del método», texto revolucionario en la filosofía occidental que une moral y lógica, y tiene en gestación en su mente el «Tratado de las pasiones del alma», concluido en 1649, pocos meses antes de su muerte, en el que une moral y psicología. Pascal, en cambio, es un joven de 24 años, al que ya se considera un genio por varios inventos científicos que ha ideado, entre ellos una máquina aritmética antecedente de los actuales ordenadores; en ese momento, Pascal está inmerso en una profunda crisis existencial que, con la fe del converso, se preocupa más de reformar a los demás que de reformarse. La admiración que ambos sienten el uno por el otro no oculta su radical oposición de ideas y de formas de vivir. El encuentro escenifica ese enfrentamiento de dos personalidades y de dos vidas fascinantes que, por distintos motivos, siguen perteneciendo a nuestro tiempo.
Flotats, que también dirige la obra, vuelve a Brisville después de haber retresentado «La cena», en la que se enfrentaban Tayllerand y Fouché: «Le admiro como escritor y como hombre, además de ser mi amigo», asegura el actor que ahora da vida a un Descartes, heredero de la sabiduría del humanismo al final de su vida, mientras que Triola es Pascal, un joven de 24 años pero ya «genio reconocido que había inventado la máquina de contar, fundamento de los ordenadores», según explica el actor, que compara a Descartes con un «superpremio Nobel de la época que decidió vivir en Ámsterdam por ser la ciudad más libre y progresista de la época. Pascal, en cambio, vive en París y su mentalidad «es la del cristiano de las catacumbas», añade Triola. Flotats define a Pascal como «un hombre de fe que se encontraba en un momento de crisis mística, por lo que estaba dispuesto a renunciar a sus investigaciones y a la ciencia para ponerse a trabajar para salvar su alma».
POLÍTICAMENTE INCORRECTOS
Josep María Flotats explica que, «si algo une a estos personajes, es que ambos están fuera de la legalidad y son considerados gente peligrosa. Hoy podrían ser calificados de políticamente incorrectos. Descartes y Pascal mantienen conceptos de vida opuestos pero defienden lo que creen fundamental y eso les une», asegura. «La libertad de pensamiento choca siempre con el poder establecido y esto da una enorme actualidad a la obra, una conversación apasionante que entre líneas nos silba referencias contemporáneas, lo que a mí me estremece».
El actor señala que Descartes y Pascal ya se preguntaban en 1647 las mismas cosas que nos preguntamos muchos hoy en día. «Estos grandes cerebros del siglo XVII discutían sobre algo que aún hoy no está resuelto, lo que aporta actualidad vital y un pósito de reflexión».
«El ambiente austero y sencillo que tiene la puesta en escena va bien con los tiempos «difíciles» que corren ahora», afirma Flotats incidiendo en que la dirección se ha puesto «al cien por cien al servicio del texto. Es un espacio agradable, confortable, donde se puede escuchar, algo que estamos perdiendo hoy en día. Permite el espectador salir del teatro más relajado e inteligente», asegura.
CONTRADICTORIO E IMPERFECTO
Para Albert Triola, el personaje del joven Pascal ha sido «un regalo y estar al lado de Flotats supone jugar en primerísima división. Pascal es un hombre lleno de contradicciones, intransigente, místico, ardoroso, obsesionado con la muerte y el sufrimiento y que tenía una enorme grieta interior. Era terriblemente imperfecto y absolutamente humano», matiza el actor.
Para Flotats la coincidencia de haber interpretado desde hace unos años personajes históricos es sólo eso, «casualidad. Los personajes, lo que dice la obra y cómo se dice me apasiona, por eso estoy en estos montajes, no por ser históricos», añade.
El escritor Mauro Armiño es el responsable de la traducción de esta obra de Brisville, al igual que lo fue de «La cena»: «En esta ocasión son dos personajes enfrentados en ideas. El lenguaje es el del mismo autor pero hay distintos niveles de tiempo y empaste lingüístico», señala. El lenguaje «templado y calmo de Descartes se contrapone al lenguaje de un fanático religioso como es Pascal. Descartes es la razón, Pascal el sentimiento de la razón», dice Armiño.