Dos óperas primas han coincidido este martes en la sección oficial del Festival de Málaga: Carla Subirana ha presentado en competición su ópera prima «Sica», una reflexión sobre el proceso de duelo y el cambio climático mientras que el mexicano Carlos Kaiser lo ha hecho con la también ópera prima «Zapatos rojos», un largometraje que alerta de las consecuencias que puede provocar el mal uso de la energía masculina

«Sica» es una coproducción catalana y gallega rodada en Costa da Morte, localización que fue el punto de partida para que Subirana escribiese el guión. «Sica» es una historia en forma de fábula, que hace reflexionar sobre el proceso de duelo en la adolescencia y el cambio climático que pasó por la Berlinale. En rueda de prensa junto a su protagonista, Tháis García -quien interpreta a Sica- y la actriz Nùria Prims, Subirana ha definido este largometraje como «una aventura que incita a los espectadores a mirar la naturaleza de una forma más atávica, justamente tal y como lo hacían nuestros antepasados».

El mar de la Costa da Morte en Galicia y el viento son dos elementos que adquieren un papel clave en el guión, esbozados como la llave que devuelve el equilibrio y la armonía a Sica, una adolescente de 14 años que se obsesiona con recuperar el cuerpo de su padre tras sufrir un naufragio. Espera fervientemente que algún día el mar lo arrastre hacia ella. La compleja relación con su madre y la tormenta funcionan como metáforas de su viaje hacia la madurez. La localización fue el punto de partida para escribir el guión. Subirana ha contado que fue en 2016 cuando llegó caminando hasta la Costa da Morte. El paisaje le fascinó «por el magnetismo
de ese océano tan brutal». Decidió documentarse sobre los naufragios y se fue introduciendo poco a poco en el lugar, a través de marineros y lugareños. Y así fue capaz de ir entendiendo el paisaje y su gente.

Por su parte, la productora Alba Sotorra ha descrito «Sica» como una cinta muy sensorial y atmosférica. Para sumergir al espectador en la misma atmósfera de su protagonista decidieron rodarla en 16 mm. Las consecuencias del cambio climático también estuvieron presentes durante el rodaje. «Rodar en la Costa da Morte en pleno invierno es una decisión suicida, pero necesaria para representar y contextualizar la historia», ha puntualizado la directora. La película también lanza un mensaje con esencia crítica y de denuncia. «Si perdemos esa conexión y ese respeto con nuestra madre naturaleza, hay consecuencias para todos». Según la directora, los marineros detectaban el agua bastante más caliente y que con el paso del tiempo había menos peces.

Para el reparto Subirana apostó por actrices no profesionales, como es el caso de su protagonista Tháis García, que se presentó al casting que el equipo puso en marcha en su colegio. Nùria Prims, que interpreta a la madre de la protagonista, ha destacado que la naturalidad y la espontaneidad van de la mano en la interpretación de su personaje y el de Tháis. Sica está obsesionada con que el mar le devuelva el cuerpo de su padre. Mientras recorre los acantilados, conoce a Suso, el Cazatormentas. Sica investiga las circunstancias del accidente y se adentra en un viaje doloroso de descubrimiento. A sus ojos, el pueblo marinero donde ella ha crecido, marcado por la brutalidad de su océano y el creciente desequilibrio de la Naturaleza, ya nunca volverá a ser lo que era.

También en competición, el director Carlos Kaiser ha presentado este martes su ópera prima, «Zapatos rojos», una producción mexicana «llena de verdad» para alertar de las terribles consecuencias que puede provocar el mal uso de la energía masculina. Así ha descrito su película el director Carlos Kaiser, sobre la que también ha destacado que reflexiona emocionalmente sobre temas como la violencia, la masculinidad, el amor, la falta de empatía y las relaciones entre padre e hija. Su personaje principal es Tacho –interpretado por Eustacio Ascacio- un anciano que vive tranquilamente en un recóndito pueblo mexicano, cuando de repente recibe la noticia de la muerte de su hija. Tendrá que viajar a la gran ciudad, donde sentirá que no encaja, para recuperar el cuerpo sin vida. El guión está compuesto por dos partes con esencias muy diferentes. Por un lado, la primera parte muy masculina y rural. Y por otro, la segunda parte más urbana y femenina.

Kaiser ha argumentado que intentaron tratar la violencia machista desde un punto de vista que no fuese provocador ni bajo el sesgo de la ideología política. Por esta razón se centraron en el punto de vista emocional frente al racional. Tampoco querían narrar la historia de una forma muy compleja para que el espectador pudiese concentrarse en los sentimientos que provoca la película sin necesidad de abstraerse para pensar demasiado o intentar vislumbrar posibles mensajes subliminales. Al respecto ha hecho hincapié en que confía en la universalidad de los sentimientos, por lo que tenía claro que la reflexión debía partir de ellos.

Por su parte, la coguionista Adriana González, ha manifestado que el amor es un fenómeno que realmente se entiende con el paso del tiempo, puesto que cuando perdemos lo que amamos, descubrimos todo lo que se lleva consigo. La cinta también cuenta con una parte social, ya que al equipo «le resulta prácticamente obligatorio abordar temas sociales viviendo donde viven». El personaje de Tacho no está interpretado por un actor profesional, sino por un pastor que conocieron a través de una asociación de vecinos que luchaba contra una compañía minera, a la que consideraban que estaba destruyendo sus tierras. Kaiser ha confesado que nada más verle tenía claro que su protagonista era él. Se trata de un hombre analfabeto, que necesitaba de la ayuda de su esposa para poder memorizar el guion.