EL CINEASTA RUMANO RECIBIRÁ EL GALARDÓN EN LA CEREMONIA DE APERTURA DEL PRÓXIMO FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

La película «4 meses, 3 semanas y 2 dias», del rumano Cristian Mungiu, Palma de Oro del pasado Festival de Cannes, ha ganado el Gran Premio FIPRESCI de la crítica internacional a la mejor película del año. Como es tradicional, este galardón le será entregado a su director en el transcurso de la ceremonia de apertura del próximo Festival de San Sebastián, el jueves día 20 de este mes.

La película rumana, un sórdido drama ámbientado en las postrimerías del comunismo, ha sido la más votada entre los 248 miembros que integran la Federación Internacional de Críticos de Cine. La película se proyectará en San Sebastián dentro de la sección Zabaltegi Perlas de otros festivales y optará al premio del público.
ABORTO CLANDESTINO
En la Rumanía de 1987, dos chicas provincianas intentan llevar a cabo el aborto de una de ellas, algo prohibido en el país. Los métodos anticonceptivos son tan escasos como la voluntad de los médicos para realizar operaciones ilegales. Los precios son extremadamente altos. Gabita, es quien está embarazada, si bien Mungiu permanece más cerca de Otilia, la mejor amiga de Gabita, que intenta hacer todo lo posible para ayudarla, teniendo además otras dificultades en su vida, incluida la fiesta de cumpleaños de la madre de su novio, donde será presentada a la familia del chico. Cristian Mungiu y el director de fotografía Oleg Mutu realizan una película de contrastes dentro y fuera de la pantalla, de movimientos y estancamientos, encuadrados por el marco y desencuadrando, con una fotografía que refuerza los temas de la película en cada momento.
RETRATO SOCIAL
Lo que emerge es el retrato de una sociedad en la que los cigarrillos extranjeros utilizados para sobornar a la gente adquieren una importancia que revelan la carencia de una interacción social normal del país y el desarrollo de un conjunto de valores compartidos. El médico que realiza el aborto (interpretado con una intensidad poco habitual por Vlad Ivanov) pide un precio que no es equivalente al hecho de poder acabar entre rejas, pero es el resultado del miedo devorador de la gente a ser encontradodetenida por no atenerse a las reglas.