La actriz de «El libro negro» rueda en Ciudad del Cabo junto a Rutger Hauer

Carice van Houten abandonará durante 24 horas los platós surafricanos de «Black Butterflies», de Paula van der Oest, para decorar la alfombra roja del suntuoso cine Tuschinski de Amsterdam él próximo 11 de abril con motivo de su próximo estreno, el drama conyugal y familiar «De Gelukkige Huisvrouw» («El ama de casa feliz»), de Antoinette Beumer, una de depresión posparto y locura. Una vez finalizadas sus tareas prmocionales, regresará a Surafrica a continuar el rodaje de una película en la que encarna a un personaje real, la poetisa Ingrid Jonker, una trágica figura clave de las letras africanas.

El film, que inicialmente se titulaba «Smoke and Oker» (según una de las obras de Jonker), reune a los dos artistas más admirados en los Países Bajos: la actriz que todo lo convierte en éxito («El libro negro», «Alles is Liefde» y «Komt een vrouw bij de dokter») y la leyenda viviente Rutger Hauer, más activo que nunca. Ambos interpretan a dos personajes reales. Hauer se hace cargo de Abraham Jonker, un político ultraconservador, dirigente de Partido Nacional en los tiempos más duros del «apartheid». El film, con guión de Greg Latter, se comenzó a rodar el 8 de marzo y proseguirá durante todo el mes de abril. En el reparto también, el irlandés Liam Cunnigham («El viento que agita la cebada», «Hunger» y «Furia de titanes» en la que es Solón) como su amante Jack Cope y Leon Clingham en el rol decisivo del recepcionista del psiquiátrico de Valkenberg.
Ingrid Jonker, el rol de Carice van Houten (Leiderdorp, 1976), nació en Kimberley, la capital de la provincia de Cabo del Norte, el 19 de septiembre de 1933. Vivió una vida apasionada y turbulenta, marcada por su enfrentamiento con su padre Abraham, censor oficial del régimen. Fue internada en 1961 en el psiquiátrico de Valkenberg, donde había muerto su madre, Beatrice Cilliers. Estuvo varias veces internada por depresión y su obra quedó marcada por la misma. Jonker escribió en afrikaans (mezcla de la lengua autóctona y holandés) y su extensa obra ha sido traducida al inglés, holandés (por Gerrit Komrij) y zulú.

Jonker perteneció a un grupo de artistas que se resistieron a la censura que impuso el Partido Nacional que lideraba su padre. Nelson Mandela, en la ceremonia de apertura de su presidencia, leyó uno de sus poemas – «Die kind (wat doodgeskiet is deur soldate by Nyanga)» («El niño (al que mataron de un disparo los soldados de Nyanga»))»- en el hisórico discurso inaugural el 24 de mayo de 1994. Jonker dejó una ingente obra que estuvo tutelada por Jack Cope hasta su muerte en 1991, después por su hija Simone Venter y en la actualidad por el traductor Komrij, residente en Portugal, donde ahora trabaja en la biografía definitiva de la poetisa el escritor Henk van Woerden.

La escritora escribió sus primeros poemas con tan sólo seis años fuertemente influenciada por el poeta surafricano D.J. Opperman. Entre sus obras más conocidas, «Na die Somer» («Después del verano»), «Ontvlugting» («Escape»), «Rook en Oker» («Humo y ocre») y «Kantelson» («Sol fluctuante»), entre otras. En 1965, Cope fundo la «Fundación Ingrid Jonker» y cada año se entrega un premio literario con su nombre. Su vida y obra ha inspirado canciones, piezas teatrales, documentales y ahora, la película de Van Outen con la magnífica Van Houten.
El 19 de julio de 1965, Ingrid se escapó a la Bahía de las Tres Anclas de Ciudad del Cabo. Se internó en las aguas y se suicidó ahogándose. Se había casado y divorciado de Pietr Venter, con quien tuvo a su hija Simone. Mantuvo romances simultáneos con los escritores Jack Cope y Andre P. Brink. Quedó embarazada del segundo y abortó, un crimen en la Suráfrica de entonces. Fue el aborto el que la condujo al psiquiátrico. En un discurso público, Abraham Jonker negó que fuera su hija.

Jonker ganó a principios de los años 60 el premio Afrikaanse Pers-Boekhandel, dotado con 1000 libras y viajó por todo el mundo. Estuvo una larga temporada en Barcelona con Brink y allí éste le anunció que no se divorciaría por ella. Es entonces, cuando comenzó su cuesta abajo anímica que la conduciría al suicidio. Cuando su padre fue informado de su trágica muerte (idéntica a la de Virginia Woolf), éste comentó: «Por mí, la pueden volver a tirar al mar».