Martín Cuenca firma su película más hermética, presentada en la competición del Festival de San Sebastián

Manuel Martín Cuenca («La mitad de Òscar”) ha presentado en la competición del 61 Festival de San Sebastián, su película más hermética. «Caníbal”, la tragedia de un hombre que se come a las mujeres a las que ama. Tiene dos grandes protagonistas, Antonio de la Torre y la ciudad de Granada en la que sucede la acción.

De la Torre interpreta a un prestigioso sastre granadino que lo mismo corta primorosamente el paño con el que confeccionar trajes a medida, que disecciona el cuerpo de sus víctimas, para, debidamente almacenado en pequeñas porciones en el frigorífico, consumirlo en sucesivas comidas con una devoción casi religiosa. La tercera protagonista es la rumana Olimpia Melinte que interpreta a dos personajes. La película es un ‘thriller’ psicológico que habla de amor, del perdón, del sacrificio, de la muerte, de la sangre, del amor al prójimo y de la redención. Carlos, nombre del exquisito sastre protagonista, se lleva a sus víctimas a una aislada cabaña de la Sierra, donde las mata, las trocea y regresa con las principales porciones de sus cuerpos debidamente envueltos en plástico, para ser conservadas en el frigorífico de sus casas hasta el momento del sacrificio definitivo, consumir esta carne humana. La connotación es más que evidente y, por si no queda claro, el director se encarga de ponerlo de relieve comparándola con una escena de una misa en la Catedral. Pero un día aparece la hermana gemela de una de sus víctimas en su busca, y el hombre se enamorará de ella. El filme adapta un relato del cubano Humberto Arenal que el director traslada de La Habana a Granada.
«Caníbal” es una película de muy pocos diálogos, que deja muchas incógnitas abiertas para que el espectador las interprete como quiera. El motivo por el que Carlos actúa así no es menor: ¿Trauma infantil?, ¿hombre castrado que no puede tener otra relación con sus víctimas? Que cada uno lo interprete como quiera. «Es como una historia de amor del demonio. ¿Qué pasaría si el demonio se enamorara?”, ha explicado Martín Cuenca en conferencia de prensa desvelando que ha ido suprimiendo cualquier explicación para que en su lugar la ponga el espectador. La película, preseleccionada para representar al cine español en los Oscar (el título definitivo se conocerá este miércoles), posee una enorme fuerza visual, a la que no es ajena la ciudad de Granada y su casco histórico. El espectador que entre en este juego se lo va a pasar bien, pero no todo el mundo la va a entender. En cualquier caso es una película muy interesante que propone un cine diferente al que estamos acostumbrados a ver.
La segunda película del lunes ha sido el melodrama austriaco «Octubre Noviembre”, de Gôtz Spielmann. En su reparto el conocido actor germano Sebastian Koch («El libro negro”) junto a Ursula Strauss y Nora von Waldstatten. Con connotaciones de telefilme de lujo y con personajes complejos, es la historia de la relación entre dos hermanas a lo largo de dos meses. Una ha emigrado a Berlín y ahora es una reconocida actriz de éxito. La otra permanece en el pueblo de los Alpes en el que creció, con su marido y su hijo, cuidando de un padre enfermo. Cuando este hombre se encuentre al borde de la muerte, la actriz regresará al hogar de su infancia para reencontrarse con su hermana y descubrir unos cuantos secretos familiares. Un drama intenso que se salva por las estupendas interpretaciones y por la belleza de los Alpes austriacos. Pero la trama es algo ya muy visto, que no aporta ninguna novedad y que interesa muy poco al espectador. Lo dicho, está bien como telefilme para la tarde de un sábado pero no como película de un festival.

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