LAS GRANDES ESTRELLAS DEL CINE AMERICANO SE APUNTAN A «UNA NOCHE CON OBAMA» EL PRÓXIMO 27 DE MAYO
Durante la campaña electoral que culminó con su elección como presidente de los Estados Unidos, Barack Obama se dirigió a los poderosos de Holywood para conseguir ayuda para la financiación de su carrera política. La última vez que ya presidente Obama estuvo en la Meca del Cine fue en marzo, pero el próximo 27 de mayo se producirá un verdadero baño de multitud entre los poderosos que rigen la industria del entretenimiento.
Es sabido que el presidente estadounidense evita los agasajos lujosos en tiempos de recesión, pero Hollywood se apresta a mostrar lo mejor de sí mismo en la recepción a celebrar en el suntuoso hotel Beverly Hilton. Desde los tiempos de Kennedy (cortejadores de Angie Dickinson o Marilyn Monroe) ningun presidente hasta Bill Clinton (y su aliada Barbra Streisand) supo utilizar al máximo los resortes de la poderosa industria del espectáculo. De entre los tradicionales apoyos principales del Partido Demócrata, el del cine ha sido el que mejor capea la recesión. De ahí la necesidad del presidente de confirmar su apoyo, tanto «lobbystico» como financiero. A los 100 primeros días de su mandato y en una cresta de la popularidad que compite con la del amadísimo Tom Hanks, los estrategas de Obama planean minuciosamente todas sus apariciones. La más espectacular, «Una noche con Obama», el 27 de mayo. Se espera que acudan las máximas estrellas del Olimpo angelino.
Los ingresos por la llamada «recepción y cena VIP» irán íntegramente a las arcas del Comité Nacional Demócrata. Las cifras pueden ser considerables desde que se espera que se vendan todas las entradas para el evento. Las entradas inviduales para la gala ascienden a 2.500 dólares. La mesa para dos, a 30.400 dólares. Según la invitación, en el precio está incluído un saludo y, eventualmente, una foto con el presidente. No se han especificado los contenidos del menú pero considerando que el precio de cada cubierto se eleva a 12.500 dólares, es seguro que estará consituído por alimentos de primera clase. En una ciudad obsesionada por la delgadez patológica y la eterna belleza, la dieta de sushi será abandonada por una noche de excesos y lujo.