Eduardo Casanova vuelve a construir un universo de colores chillones, fundamentalmente rosa, al igual que en «Pieles», su ópera prima», en «La piedad», que ha presentado este 12 de octubre en la competición del Festival de Cine Fantástico de Sitges con todo el equipo vertido de rosa, que ha sido muy aplaudido. Una historia sobre la relación entre una madre y su hijo (Ángela Molina y Manel Llunell) equiparada a la dictadura de Corea del Norte, algo que solo Eduardo Casanova sería capaz de hacer.

Lili y Mateoson madre e hijo que mantienen una relación de profunda dependencia. Viven acomodados en su asfixiante realidad hasta que a uno de ellos le diagnostican una enfermedad mortal. La mera idea de la separación provoca la aparición de su lado más tóxico y oscuro. Casanova disecciona esta relación materno filial como una madre devoradora capaz de dejar sin aire para respirar a su propio hijo a base de amor tóxico, llena de deseos y secretos enquistados.

«La piedad» es «una historia muy personal que tiene una trama principal en la que me interesaba incluir otras historias, otros personajes, para no dar una única versión de la maternidad si no múltiples versones de la misma» dice Casanova, que ha incluido a actrices como Ana Polvorosa o Macarena Gómez para dar vida a otras madres. «Es una película que habla de la dicotomía entre dependencia y deseo», prosigue Casanova, que también firma el guion. «Yo soy una persona muy dependiente y la película habla de esa imposiblidad de ser feliz. No lo eres cuando estás en esa relación tóxica pero tampoco cuando consigues liberarte de ella. «La piedad» habla de mi modo de relacionarme con las personas y, también, de la relación con mi madre», afirma.

Sobre su paleta cromática con el rosa como gran protagonismo, opina: «»Tengo un problema en la cabeza con el rosa. Lo usé mucho en «Pieles», lo he utilizado de nuevo aquí y seguro que aun lo volveré a usar. El rosa es un color bastante estigmatizado. En la película hay numerosas imágenes militaristas de Corea del Norte, comparando una madre tóxica y la madre patria: «El Corea del Norte el líder fallecido, padre del actual, es, en su mundo, el padre de la nación. La dictadura norcoreana, que he investigado a fondo, encajaba en el tema de la película por esa figura del dictador que, a la vez que ejerce un control sobre su pueblo, le necesita, es decir necesita ser necesitado. Por otro lado, la estética del Corea del Norte tiene mucho que ver con mi diseño de producción: el un sitio ordenado, pulcro, en el que predomina el color rosa, pero que, al mismo tiempo, es un lugar terrible».

La película está producida por Álex de la Iglesia y Carolina Bang: «Álex de la Iglesia me ha salvado la vida de muchas maneras y hasta el día que me muera le voy a estar eternamente agradecido», dice Casanova. Y sobre su protagonista Ángela Molina asegura que trabajar con ella «es un viaje y te enseña a dirigir. Y es un animal de la interpretación, que lo hace desde la generosidad y la bondad». Y sobre el título, en referencia a la escultura de Miguel Ángel, sentencia: «Da pánico el ver a una madre sosteniendo a su hijo muerto. Es algo contra natura».