Tras varios fracasos artísticos y sentimentales, la actriz reconoce que le pierde su caracter

Fue descubierta primero en el teatro -su madre Kate McCauley Hathaway es actriz teatral, su padre Gerard, abogado- y con «Los diarios de la princesa», haciendo de patito feo Mia Thermopolis junto a la divina Julie Andrews pareció que nadie la detendría hacia la cumbre a esta joven de 32 años nacida en Brooklyn, Nueva York, pero criada en Nueva Jersey.

Tras el formidable éxito de «El diablo viste de Prada», frente a Meryl Streep y Emily Blunt, sólo ha pegado resbalones notorios, como «Get Smart» o «Bride Wars», ambas inanes. Esperando que su Selina Kyle/Catwoman de «The Dark Knight Rises» reactive su carrera, no le han beneficiado fracasos como la errática «Amor y otras drogas», junto a Jake Gyllenhaal, su fallida presentación de la gala de los Oscar este año junto a un aparentemente «colocado» James Franco y «One Day», de Lone Scherfig frente al galán Jim Sturgess. Además, el hecho de que estuvo unos años con un novio italiano ahora en la cárcel por timos millonarios operando como un agente del Vaticano. Rafaello Folliere cometió fraudes de hasta 50 millones de dólares. Y ella, sin enterarse.

Hathaway no reconoce estos títulos como fracasos en una reciente entrevista en la edición americana de «Interview», pero reconoce que le pierde su fuerte metomentodo y dinámico carácter: «Lo siento. Soy tan mala. Interrumpo a todo el mundo. Soy fastidiosa. Perdón. Me excito particularmente cuando hablo, me divierto, hablo como una ametralladora y me meto en los finales de las frases de otras personas y nadie puede finalizarlas. Estoy trabajando por erradicar ésto. Lo siento». Se excusa también por su horrendo acento en «One Day» como la protagonista, Emma: «Quería lograr el efecto que mi acento cambiara a lo largo de la película para no sonar como una chica estándar de Yorkshire o Londres. Quería que el acento corriera paralelo al crecimiento de mi personaje».

Y acerca de su pésima intuición para elegir novios -timadores y gays-, finalizó: «Estoy segura de que algunos novios eran homosexuales, pero ellos lo negaban. Creo que he acabdo con esos errores». Las hay que no se enteran.