Un festival para paladares cinéfilos: Los exigentes. contentos, los papparazzi, menos

Los analistas que han mirado ya con lupa la programación del inminente 63 Festival Internacional de Cine de Cannes han ofrecido su pre-veredicto: este año, el certamen ofrecerá cine más exigente, autores de siempre y menos estrellas y aspirantes, además de evitar escándalos tan prescindibles como el de «Irreversible» y el anual show de la Bellucci, este año afortunadamente muy embarazada. Tampoco comparece Lars von Trier, con lo cual nos ahorrará otro pateadísimo y revulsivo «Antichrist».

Al margen de luminarias del voltaje de Russell Crowe y Cate Blanchett («Robin Hood») o Michael Douglas y Oliver Stone («Wall Street 2: el dinero nunca duerme») en la alfombra roja, todo indica que va a ser un festival para paladares cinéfilos. Los exigentes están contentos, los papparazzi, menos. Aunque el comentario general señala que el listón del pasado año -«La cinta blanca», «Un profeta», «Inglorious Basterds» o el descubrimiento de «Fish Tank»- es difícil de superar, si no, igualar.

Muestra de ello, varios regresos. El de dos británicos eminentes, Mike Leigh («Another Year»), con su compañía estable compuesta por Imelda Staunton y Jim Broadbent, y el más político Stephen Frears, con «Tamara Drewe», basada en la novela gráfica de Posy Simmonds y con la suculenta Gemma Arterton como una tentatriz rural. Otro actor británico de moda, Aaron Johnson («Kick Ass») estará en «Chatroom», del director de cine japonés del género de terror Hideo Nakata. Y la flor inglesa de moda, Carey Mulligan estará con su novio Shia Labeouf en el film de Oliver Stone. Una alfombra roja muy diferente, juvenil y fresca.

Sin olvidar el documental de una Fiennes, Sophie, «Over Your Cities Grass Will Grow», y un film muy político proveniente de Estados Unidos, «Fair Game», el escándalo real de la agente secreta Valerie Plame y las mentiras de la guerra contra Irak. En el film y de nuevo juntos desde «21 gramos», Naomi Watts y Sean Penn. Un título a no perderse. Como «Biutiful», con el oscarizado Javier Bardem, el regreso de Takeshi Kitano al género gangsteril que le dió fama, «Outrage», la primera película de Abbas Kiarostami fuera de Irán («Copia certificada»), con la musa del Festival, la delicada artista multidisciplinar Juliette Binoche y el regreso también del incombustible Jean-Luc Godard. El gurú de la «nouvelle vague» aportará «Socialisme», con Patti Smith, y ya una de culto por la versión abreviada que corre por Internet.

En plan escandalitos, el que ya ha provocado el ministro de Cultura italiano, Sandro Bondi, quien ha insultado a la sátira «Draquila», de Sabina Guzzanti, y boicoteado su visita a la Costa Azul. Y la película para televisión de cinco horas de Olivier Assyas, «Carlos», a partir de la figura del terrorista y asesino venezolano Ilich Ramirez Sánchez, alias Carlos El Chacal. El escándalo ya comenzó a principios de año, cuando Ramírez, en prisión desde 1997, amenazó cn perseguir judicialmente a la productora del filme por «violar mi imagen biográfica».

Quizá Francia sirva otro «evenement» polémico con la continuacón de la vencedora «Indígenas», «Hors La Loi», de Rachid Bouchareb, que ahora muestra la lucha por la independencia de Algeria. Muy sensibles a este tema en la Riviera francesa, coto privado tradicional de la ultraderecha gala. Aunque ya en el estómago, quizá el malestar provenga de la proyección de la mexicana «Somos lo que hay», de Jorge Michel Grau en la Quincena de los Realizadores, acerca de una familia de caníbales a los que se muestra en plena faena culinaria y digestiva. Será cuestión de visionarla con el estómago vacío.