El día 14 de febrero se cumplirán 30 años del estreno del film «El silencio de los corderos», que causó impacto tanto en el público como en la crítica por su crudeza y las soberbias interpretaciones de Jodie Foster (Clarice Starling) y de Anthony Hopkins (Hannibal Lecter). Después de tanto tiempo la película sigue estando en la cabeza de los espectadores cuando se piensa en un largometraje de terror y suspense, algo difícil en un género en el que parece reinar los efectos especiales, pero todavía quedaban incógnitas por revelarse. Los actores protagonistas se han encargado de intentar resolver todas las dudas en su entrevista con Variety en la que han dejado anécdotas cuanto menos curiosas.

El film de Jonathan Demme, que arrasó en los Oscar de 1991 llevándose las estatuillas a Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor a Anthony Hopkins, Mejor Actriz a Jodie Foster y Mejor Guión Adaptado a Ted Taly, sigue de cerca a la agente del FBI Clarice Starling en la búsqueda de un homicida serial. Para ello se intentará meter en la cabeza de un agudo psicoanalista, quien es a la vez uno de los asesinos en serie más peligrosos de todos los tiempos, Hannibal Lecter, cuya principal característica es su gusto por el canibalismo. La historia es el clásico juego del gato y el ratón, que consigue crear una esfera de tensión en todo momento, lo que hizo que los espectadores quisieran saber cómo continuaba, completándose con tres secuelas: «Hannibal», «El dragón rojo» y «Hannibal, el origen del mal».

Las anécdotas comienzan antes incluso de empezar a rodar. Hopkins creyó antes de leer el guión, sólo observando el título, que se trataba de una película infantil, pero al abrirlo se dio cuenta de lo que tenía entre manos pensando para sí que «es el mejor guión que he leído», aceptando el papel sin dudarlo. Para el mismo se preparó pidiendo un traje de prisión ajustado y una voz trabajada para que tuviera un matiz metálico, algo que Foster ha indicado que se debe en parte a que «un mezclador de sonido llamado Chris Newman mejoró eso». Aunque no fue lo único que hizo el británico para ponerse en la piel del asesino, también intentaba salirse del personaje lo menos posible entre tomas llegando a decirle a un miembro del rodaje que qué hacía en su celda.

El actor ha confesado que la interpretación se basó en dos pilares: HAL 9000, el superordenador de la película «2001: Una odisea del espacio» por su toque robótico, y en Christopher Fettes, un profesor que tuvo en la Royal Academy of Dramatic Art que «tenía una voz cortante y te cortaba en pedazos». Foster también ha recalcado que la celda de Lecter tuvo mucho que ver en la atmósfera porque eran «todos los presos diferentes, todos muy oscuros y de mal humor, y luego llegamos a Lecter: es una especie de iluminación brillante y fluorescente y bidimensional». La estadounidense ha indicado que para su papel usó una dicción más educada y lenta de lo que acostumbra, para ella la voz era fundamental debido a que «con Clarice, también se trataba de su voz, sobre todo porque era alguien que había sido marcado por el sacrificio de los corderos, el sonido y cómo no había nada que pudiera hacer para ayudarlos».

Algo en lo que ambos han estado de acuerdo es que supuso un punto de inflexión en sus respectivas carreras, tanto incluso que Hopkins antes siquiera de filmarla pensó que Foster iba a ganar el Oscar por tal film, algo que finalmente ocurrió siendo su segundo tras «Acusados» en 1988. A día de hoy siguen siendo las escenas tan recordadas entre los seguidores de la saga que la actriz ha preguntado al protagonista si todavía le piden que recite la famosa frase: «Me comí su hígado acompañado de habas y un buen Chianti», a lo que ha respondido que lo hacen continuamente. Si algo han querido remarcar es que guardan especial cariño al largometraje por ser uno de los más icónicos dentro de los thrillers psicológicos.