Morricone, que empezó a tocar la trompeta desde muy jovencito, un instrumento que ya tocaba su padre, y compuso su primera obra a los seis años, creó su música pensando en las historias y nunca cayó «en el equívoco del cine convertido en una sala de baile”. En activo desde 1946, el creador de bandas sonoras inolvidables como «La misión», «Cinema Paradiso», «Los intocables de Eliot Ness», «Novecento» o «Átame», de Pedro Almodóvar, había sido galardonado el pasado 5 de junio con el Premio Princesa de Asturias de Las Artes 2020 junto con el compositor estadounidense John Williams por haber enriquecido «con su talento cientos de películas».

«He elegido escribir música como una forma de comunicación”, escribió en agradecimiento por su premio. Precisamente, la Fundación Princesa de Asturias ha lamentado su deceso y ha apuntado que hoy es un día para pensar y reflexionar sobre la genialidad del compositor y la trascendencia de su obra. En un comunicado, la Fundación ha recordado que, tras conocer su distinción, Morricone habló de lo que había significado la música en su vida y de la ilusión que sentía por viajar a Oviedo en octubre para recoger el premio y conocer a la familia real. Según la directora de la institución, Teresa Sanjurjo, «hoy es, como para él fue ese momento, un día para la reflexión sobre su genio creador, sobre sus hermosas composiciones, sobre la grandeza de su entrega a la música”.

Morricone ha mantenido hasta el último momento lucidez y gran dignidad. Ha saludado a su amada esposa María, quien lo ha acompañado con dedicación en cada momento de su vida humana y profesional y ha estado cerca de él hasta el último aliento, agradeciendo a sus hijos y nietos el amor y la atención que le han brindado. Asimismo, el compositor ha dedicado un recuerdo conmovedor a su audiencia de cuyo afectuoso apoyo siempre ha sacado la fuerza de su creatividad.

Ennio Morricone se formó en todas las especialidades de la composición musical y en 1961 realizó su debut cinematográfico con la banda sonora de la película «El federal», de Luciano Salce. Posteriormente, adquirió fama internacional con la música de películas del género western de Sergio Leone, como «Por un puñado de dólares» y «El bueno, el feo y el malo», entre otras.

Era uno de los compositores cinematográficos más prolíficos del mundo, con composiciones míticas para películas entre las que destacan «La misión» (1986), «Cinema Paradiso» (1988), «Frenético» (1988) «Novecento» (1976) o «El hombre de las estrellas» (1995), entre otras.

Ennio Morricone dedicó toda su vida al trabajo, hasta el fatal accidente de su caída, y a su familia. Siempre decía que se sentía enamorado de su mujer, después de 63 años de matrimonio y cuatro hijos: «Es ella lo más precioso que hay en mi vida». Seguía componiendo para su amigo el cineasta Tornatore y había prometido acudir a recoger a el Premio Princesa de Asturias: «Soy un compositor como tantos otros, algunas cosas me fueron bien y otras menos bien. La música, de hecho, sin que haya nadie que la escuche, no tiene sentido. He trabajado toda la vida tratando de mejorar, intentando no estar nunca parado, de no sentarme jamás y mirar hacia atrás, a todo lo que he hecho» decía.