Marion Cotillard es Sandra, una mujer que corre el riesgo de perder su trabajo como obrera. Para salvar su puesto, intenta convencer a sus colegas de que renuncien a su prima. Pero este bonus financiero está lejos de constituir un lujo para estos modestos trabajadores. El tiempo corre en su contra: solo dispone de un fin de semana para lograrlo, es decir, dos días y una noche. Su marido, Manu (interpretado por Fabrizio Rongione), representa una ayuda preciosa en esta carrera contra el reloj.

La película, que ha recibido grandes aplausos, es un drama social que guarda ciertas similitudes con «Rosetta» (1999), donde la búsqueda de un empleo por parte de una mujer joven estaba interpretada por Émilie Dequenne. Desde aquel entonces, la coyuntura ha evolucionado, al igual que las aspiraciones de los hermanos Dardenne. «En la crisis económica y social en la que se encuentra sumida Europa actualmente, pensamos en hacer una película sobre una persona que está a punto de ser despedida con el consentimiento de la mayoría de sus colegas», ha explica Luc Dardenne, mientras que Jean.Pierre ha contado que nación primero el deseo de trabajar con Marion Cotillard, «inicialmente para otra historia en la que interpretaba una doctora», patra después, sin desvelarle nada del guión, ofrecerla «Dos días y una noche».

En «Dos días, una noche», la pareja de directores pone en escena a obreros sometidos a una competencia perpetua. Todos se encuentran en situaciones precarias y Sandra comprende que su petición es muy delicada. Se trata de una mujer deprimida y resignada, «una incompetente» como la define Jean-Pierre Dardenne. Para los directores, «hemos intentado explicar cómo la solidaridad que encuentra Sandra, cómo el apoyo de su marido, transformarán a esta mujer para que finalmente se diga a sí misma: «He luchado, me siento feliz».