LA PORTENTOSA VIDA DEL PADRE VICENTE (1978)

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    Titulo original: La portentosa vida del padre Vicente
    Año: 1978
    País: España
    Duración: 79 min.
    Dirección: Carles Mira
    Guión: Carles Mira, inspirado en la tradición popular valenciana sobre la vida de san Vicente Ferrer.
    Música: Jorge Sarraute.

    Intérpretes

    Albert Boadella, Ángela Molina, Ovidi Montllor, Rafael miró, Quico Carbonell, Fernando Mira, Cuca Aviño y Carmen Platero.

    Sinopsis

    Durante el siglo XIV, en tierras mediterráneas, entre moros, cristianos y judíos, el padre Vicente (Albert Boadella), acompañado de sus dos inseparables discípulos, resiste la tentación de una cena entre frailes borrachos de carne y música. Lucha contra el deseo de una mujer lasciva y la vence acostándose desnudo sobre las brasa. Le regalan un burro al que capa. Expulsa a sesenta demonios del cuerpo de una endemoniada. Le sirven un estofado de niño en una casa del camino y no sólo no se lo come sino que lo resucita y sufre la ira de Satanás, que se le aparece bajo formas horripilantes. Los milagros se suceden continuamente. De un capón a las piedras hace brotar agua cristalina. Está a punto de hacer confesar a una bruja atormentada por la Santa Inquisición, pero se le va la mano y acaba matándola. Predica en un Auto de Fe el sermón de las penas del infierno y todos los infieles se bautizan. Su voz se oye a miles de kilómetros de distancia. Forma una compañía de penitentes. Es utilizado por el Papa y el rey para someter a su pueblo. Persigue a las putas. Persigue a los moros. Persigue a los judíos. Persigue a los cristianos. Predica a las multitudes el fin del mundo. En pleno sermón se desploma del púlpito y cae al suelo, partiéndose la cabeza. Agoniza entre sus discípulos señalando el cielo. No pueden doblarle el brazo. A través de un agujero en el ataúd su brazo sigue señalando al cielo.

    Comentario

    Primer largometraje de Carles Mira, que apoyado con la interpretación de Albert Boadella, alma mater del grupo Els Joglars, provocó uno de los mayores escándalos socio-cinematográficos de la Transición, debido a la radical irreverencia que exhibe abordando la figura de San Vicente Ferrer. El verdadero protagonista de la película no es, como se pudiera creer Vicente Ferrer, sino la cultura popular a través de los cuentos y leyendas que durante siglos ha elaborado sobre la vida del santo. Vicente Ferrer significa una especie de iluminado paranoico, cuyos delirios místicos resultan de sumo interés para las altas jerarquías del poder valenciano.