LA CULPA DEL OTRO (1942)

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    Titulo original: La culpa del otro
    Año: 1942
    País: España
    Duración: 80 min.
    Dirección: Ignacio F. Iquino.
    Guión: Ignacio F. Iquino
    Música: José Ruiz de Azagra.

    Intérpretes

    Mercedes Vecino, Isabel de Pomés, Luis Prendes, Fernandon Freyre de Andrade, Salvador Soler Marí, Mario Beut, Camino Garrigó, Joaquín Torrens, José Jaspe, José Prada y Teresa Idel.

    Sinopsis

    Rafael (Salvador Soler Martí) trabaja como ayudante de cámara del marqués de la Peña (José Prada). Acusado de haber cometido una falta en el servicio, es despedido, si bien todo se debe a los turbios manejos del administrador de la casa, Ludovico Castro (Mario Beut). Poco después se produce un incidente callejero en el que se ve envuelto el noble. Rafael interviene en defensa de su señor en contra de unos ladrones. Durante la refriega, el marqués muere y el antiguo ayuda de cámara es acusado por el administrador. Rafael huye, perseguido por la justicia, mientras su mujer Carolina Ibarra (Mercedes Vecino) es condenada a 18 años de cárcel, donde da a luz a una niña, Mari Carmen. La pequeña es entregada a unos amigos para que la eduquen, la profesora de canto Gregoria Alegre (Camino Garrigó) y su marido Atila (Joaquín Torrens), que la convierten en la bella y gran cantante María del Carmen (Isabel de Pomés). Esta se enamora de Juan Carlos (Luis Prendes), el hijo del marqués de la Peña. Tras cumplir su condena, Carolina Ibarra acude en busca de su hija, mientras su padre Rafael llega del extranjero para, con la ayuda del disparatado detective Cornelio Romero (Fernando Freyre de Andrade), descubrir que los auténticos responsables del asesinato del marqués de la Peña son el patrón (José Jaspe), el administrador Ludovico y un criado rencoroso. Además llega a tiempo para asistir al triunfo de María del Carmen en el estreno de la ópera Lucía de Lamermoor, de Gaetano Donizetti.

    Comentario

    Una muestra de cine policiaco con ribetes de folletín y con tonalidades cómicas, dirigida por el que con el tiempo se convertiría en uno de los directores más prolíficos del cine español, Ignacio F. Iquino. En su sexta incursión detrás de la cámara, Iquino se sirve de una confusión de personalidades para articular una convencional trama de intriga criminal protagonizada por algunos de los rostros más populares del cine español de la época, narrada con un ritmo rápido. A destacar el largo plano de la secuencia inicial, donde una mujer canta "Tatuaje" en un cafetín, y que en su día fue cortado por la censura franquista.