El responsable de «Cube» narra una fábula sobre un Frankewnstein del siglo XXI

El actor Adrien Brody da vida en el filme a Clive, un científico que vive con Elsa, interpretada por Sarah Polley, con la que trabaja en un proyecto de experimentación genética que aspira a combinar el ADN de diversos animales con el objetivo de crear híbridos.
Los intereses de las empresas que invierten quieren que se aisle la proteína con aplicaciones médicas para obtener grandes beneficios, pero los científicos quieren ir más allá y combinar el ADN animal con el humano para hacer posible el tratamiento de enfermedades incurables. Si las anteriores películas de Vincenzo Natali giraban en torno a la falta de identidad espacial («Cube», «Nothing») o personal («Cypher»), Splice aborda ahora el tema de la evolución inducida de la especie.
Natali reconoce que el origen de «Splice» tiene mucho que ver «con Mary Shelley y su «Frankenstein», hasta el punto de que los nombres de los dos personajes principales, Clive y Elsa, fueron escogidos en honor de los actores protagonistas de «El doctor Frankenstein» que protagonizaron Colin Clive y Elsa Lanchester. Sin embargo, aclara Natali, «Splice» «no es una historia sobre un monstruo, sino sobre la gente que se convierte en monstruo, como si fuera un Frankenstein del siglo XXI».
El cineasta canadiense asume el papel de enfant terrible que le ha colgado la industria, pero recuerda: «Hago cine desde que tengo 11 años, es un trabajo difícil y duro, pero para llegar a buen puerto se necesitan buenos compañeros en este viaje como el guionista y el productor».
Asume que su anterior cinta, «Nothing», «era muy rara, por lo que la industria no pudo encasillarla, y por eso he tardado entre diez y 12 años en hacer «Splice». Pero estas son las películas que me encanta hacer y ver, aunque no sean del agrado de Hollywood. Estaban empeñados en que hiciera «Transformers» y yo no la aceptaba», ha bromeado.
«El proceso de creación de «Splice» ha durado doce años y en ese tiempo la historia persada como un cortometraje, se ha desarrollado y ha pasado de tener cuatro personajes a los dos del final», ha comentado.
El debate que plantea el filme es el mismo que desde 1988 sacude a la comunidad científica a raíz de los experimentos con células madre y figuras híbridas de Irving Weissman. En relación al diseño de Dren, nombre que recibe el monstruo, Natali, la criatura creada genéticamente, señala que «se hizo en paralelo al guión, porque queriamos que fuera muy real. En el fondo del océano hay criaturas que también dan mucho miedo», ha añadido. Para el director, «el éxito o fracaso de la película dependerá de si el público cree en Dren o no».